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El derecho es lo justo o ajustado a otro conforme cierta clase de igualdad.
Tomás de Aquino
Los ángeles necesitan un cuerpo supuesto, no por ellos mismos sino por beneficio de nosotros.
Es evidente que existe la verdad. Porque el que niega que existe la verdad, conoce que la verdad existe. Si, pues, no existe la verdad, es verdad que la verdad no existe.
Todos los esfuerzos de la mente humana no pueden agotar la esencia de una sola mosca.
El pecado ofende a Dios lo que perjudica al hombre.
Tratad a los demás como deseáis que los demás os traten a vosotros.
Justicia sin misericordia es crueldad y misericodia sin justicia genera disolución.
Es requisito para la relajación de la mente que hagamos uso de vez en cuando de actos lúdicos y chistes.
El estudioso es el que lleva a los demás a lo que él ha comprendido: la verdad.
Contemplar y dar a los demás lo contemplado.
Ya que la filosofía surge del asombro, un filósofo está obligado a, en su camino, ser un amante de mitos y fábulas poéticas. Poetas y filósofos son equiparables en asombro.
Lo que se recibe se recibe al modo del recipiente.
En esta vida, es mejor amar a Dios que conocerlo.
La Ley Eterna está escrita en el corazón de los hombres.
Los bueno es aquello en cuya posesión el apetito descansa, y lo bello, en cambio, aquello cuya contemplación agrada.
A todo movimiento de la voluntad es necesario que le preceda un conocimiento. Pero no a la inversa: no a todo conocimiento precede una noción voluntaria.
Ley mala, ley nula.
No puede haber falsedad alguna en el sentido literal de las Sagradas Escrituras.
Por naturaleza todos los hombres son iguales en libertad, pero no en otras dotaciones.
El obrar sigue al ser.
Si alguien no ama la verdad no es hombre.
Teme al hombre de un solo libro.
Toda verdad, dígala quien la diga, es del Espíritu Santo.
Los seres dotados de inteligencia desean existir siempre y un deseo natural no puede existir en vano.
Justicia sin misericordia es crueldad.
La inconstancia es un pecado especial de la prudencia.
Los hombres son grandes en la medida en que buscan a Dios y lo encuentran.
Y esto aparece más claramente en las estrellas y los mundos que siempre son iluminados por el Sol.
La existencia de Dios es evidente en sí misma, pero no para nosotros, por tanto, debe demostrarse.