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Ningún crimen tiene fundamentos razonables.
Tito Livio
Los hombres son menos sensibles al bien que al mal.
El trabajo y el placer, dos cosas esencialmente distintas, están unidas íntimamente por un lazo natural.
Cuando una mujer comienza a avergonzarse de lo que no debe, no tardará en perder la vergüenza de hacer lo que no debiera.
De la obra bien hecha nace la soberbia y la negligencia.
La necesidad es la última arma y la más terrible.
La audacia crece con el miedo ajeno.
Nada se clava más hondo que la pérdida de dinero.
La hipocresía, al adquirir, cierto crédito en cuestiones pequeñas, se prepara la oportunidad para engañar en las más grandes.
Cualquier esfuerzo resulta ligero con el hábito.