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Son los hombres y las armas, no las palabras y las promesas, lo que constituye la fuerza y el poder de las leyes.
Thomas Hobbes
Hay muy pocos que sean tan necios que no prefieren gobernarse a sí mismos antes que ser gobernados por otros.
Si es por el comercio, el interés propio es el fundamento de esta sociedad; y no nos juntamos por el placer de la compañía, sino para avanzar en los asuntos particulares.
De ello se sigue que de las afirmaciones absurdas y falsas - caso de que fueran universales- no puede haber entendimiento, aunque muchos piensen que las entienden, cuando en realidad se limitan a repetir palabras en voz baja o a aprendérselas de memoria.
Es, más bien, una costumbre tan antigua como el Estado romano mismo. El primero que fue canonizado en Roma fue Rómulo.
Ningún hombre puede conocer, mediante el discurso, que esto o aquello es, ha sido o será.
Y cuando César Augusto cambió el Estado a una monarquía, asumió ese cargo y él de tribuno del pueblo, es decir, el poder supremo en materias de Estado y de religión.
El hombre es un lobo para el hombre.
Los hombres no encuentran placer, sino un gran sufrimiento, al convivir con otros allí donde no hay un poder capaz de atemorizarlos a todos.
Hombre libre es aquel que, en aquellas cosas que puede hacer en virtud de su propia fuerza e ingenio, no se ve impedido en la realización de lo que tiene voluntad de llevar a cabo.
Pues todos los jueces, soberanos y subordinados, si rehúsan escuchar pruebas, están rehusando hacer justicia.
Si la cantidad de gente pobre, capacitada físicamente para trabajar, continúa creciendo, habrá de ser transplantada a países no suficientemente habitados.
Toda infracción de la ley es una ofensa contra el Estado.
Es un deber del soberano hacer que el pueblo sea instruido como corresponde; y no sólo es su deber, sino también su beneficio y el modo de asegurarse contra el peligro que pueda cernirse sobre su persona natural, proveniente de una rebelión.
No hay hombre que pueda tener un pensamiento o representación de algo que no esté sujeto al orden de lo sensorial.
En el monte Sinaí, sólo fue Moisés el que subió hasta Dios; al pueblo le fue prohibido acercarse, bajo pena de muerte. Y, sin embargo, el pueblo estuvo obligado a obedecer todo lo que Moisés les declaró que era la ley de Dios.
La ociosidad es la madre de la filosofía.
Las ideas estimulan la mente.
Pues entre las cosas que chacen sospechar de alguien, ninguna pone tanto en evidencia quién ha sido el autor de un crimen como el beneficio que se deriva de ese acto.
El presente existe sólo en la naturaleza; las cosas pasadas tienen su ser sólo en la memoria; pero las cosas que están por venir no tienen existencia alguna, ya que el futuro no es otra cosa que una ficción que la mente fabrica atribuyendo a las acciones presentes las consecuencias que se siguieron de acciones pasadas.
No está obligado por haber sido conquistado por otro, es decir, por haber sido derrotado y tomado, o forzado a ponerse en fuga, sino porque se entrega y se somete al vencedor.
Los Estados cristianos castigan a quienes se rebelan contra la religión cristiana; y todos los Estados castigan a quienes tratan de establecer una religión que está prohibida por ellos.
La elocuencia es poder, porque tiene aspecto de prudencia.
Al deseo, acompañado de la idea de satisfacerse, se le denomina esperanza; despojado de tal idea, desesperación.
Porque cuando una afirmación es falsa, los dos nombres de que está compuesta, puestos juntos y convertidos en uno, no significan nada en absoluto.
El primer autor del lenguaje fue el mismo Dios, el cual instruyo a Adán enseñándole a dar nombre a las criaturas conforme se las iba presentando.
¿cómo podrá un hombre que no ha tenido una revelación sobrenatural asegurarse de que el que declara esa ley lo ha hecho por revelación? Y ¿cómo podrá estar obligado a obedecer esas leyes?
La buena apariencia es poder, porque, siendo una promesa de bien, procura a los hombres el favor de las mujeres y de los extraños.
Considerando. pues, que nuestro Salvador ha negado que su Reino sea de este mundo, considerando que ha dicho que Él no vino a juzgar, sino a salvar al mundo, no nos ha hecho estar sujetos a más leyes que a las del Estado.
Y la ley fue traída al mundo nada más que para limitar la libertad particular de los hombres, de tal modo que no se hagan daño unos a otros, sino que se asistan mutuamente y se unan contra un enemigo común.
Lo que otorga a las acciones humanas un sabor de justicia es esa nobleza o galantería de ánimo, que se da muy raras veces, que hace que un hombre desprecie las ventajas que podría obtener en su vida como resultado del fraude o del quebrantamiento de una promesa.
... definieron la justicia diciendo que ésta consistía en distribuir a cada hombre lo suyo.
Los eclesiásticos impiden a los jóvenes que hagan uso de su razón,...
A veces un hombre desea conocer el resultado de una acción, y entonces piensa en una acción parecida y en los resultados sucesivos a que ésta dio lugar, en la suposición de que acciones semejantes se seguirán de resultados semejantes.
... todo poder está ordenado por Dios, y que es preciso someterse,...
Es manifiesto, por tanto, que los hombres no saben, sino que únicamente creen que la Escritura es la palabra de Dios.
La risa no es más que la gloria que nace de nuestra superioridad.
Los ocios del descanso son los padres de la Filosofía.
Es también de los paganos romanos de quienes los Papas han recibido el nombre y el poder de PONTTIFEX MAXIMUS.
... los judíos, quienes llamamos profetas a los locos, si pensaban que estaban poseidos de un espíritu bueno, y endemoniados, si el espíruto era malo, algunos llamaban locos tanto a los profetas como a los endemoniados, y algunos llamaban a un mismo hombre endemoniado y loco.