Imágenes
De cien hombres que pueden soportar la adversidad, apenas habrá uno que pueda soportar la felicidad.
Thomas Carlyle
Ningún gran hombre vive en vano. La historia del mundo no es más que la biografía de los grandes hombres.
No hay nada más espantoso que la elocuencia de un hombre que no dice la verdad.
El asombro es la base de la adoración.
La más humildejornada que pasa por nuestra vida es la confluencia de dos eternidades está formada por corrientes que arrancan del pasado más remoto y corren adelante hacia el más remoto futuro.
Un gran hombre demuestra su grandeza por el modo en que trata a los que son o tienen menos que él.
La corona de la verdadera nobleza es una corona de espinas.
No pienses nunca mal de nadie. Pensar mal es la mejor manera de que las buenas obras de los demás no te sirvan de edificación.
Ahora veo que, en general, el sarcasmo es el lenguaje del demonio.
Con números se puede demostrar cualquier cosa.
Toda grandeza es inconsciente, o es poco y nada.
La bancarrota es algo grandioso: es el abismoinmenso y sin fondo donde se sumergen y desaparecen todas las falsedades, públicas y privadas.
El trabajo que un hombre desconocido ha hecho es como un arroyo de agua que corre oculto en el subsuelo secretamente haciendo verde la tierra.
El descanso es bueno para los muertos. La contemplación no es un lujo, es una necesidad.
El hombre hace menos de lo que debería, a menos que haga todo lo que puede.
Si se siembra la semilla con fe y se cuida con perseverancia, sólo será cuestión de tiempo recoger sus frutos.
Toda obra es deleznable, sólo su ejecución no lo es.
Cuándo los hombres se ven reunidos para algún fin, descubren que pueden alcanzar también otros fines cuya consecución depende de su mutua unión.
Siempre hay un lugar en las cumbres para el hombre valiente y esforzado.
El trabajo es la mejor medicina para todas las enfermedades y desgracias que abruman a la humanidad.
El que no pueda guardar sus pensamientos, jamás sabrá analizar grandes cosas.
El descanso es algo bueno para los muertos.
La facultad de amar y de admirar es el punto de partida para medir la grandeza de las almas escogidas.
Seguramente, de todos los derechos del hombre el más incontestable de todos es el que tiene el ignorante a ser guiado por el sabio y a ser llevado, de grado o a la fuerza, por el recto camino.
Ya no es solo en el fulgurar de los astros, sino en la más insignificante hierbecilla, ¿No vemos por ventura a Dios si nos dedicamos a descubrirle con la luz de la inteligencia?
Obedecer es el deber nuestro, es nuestro destino, y aquel que no quiera someterse a la obediencia será necesariamente despedazado.