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El sarcasmo es el lenguaje del diablo.
Thomas Carlyle
Una mentira suavemente mantenida no es orden; por el contrario, es el compendio de todos los desórdenes.
Una verdadera pintura del más pequeño hombre es capaz de interesar al hombre más grande.
Puede considerarse bienaventurado y no pedir mayor felicidad el hombre que ha encontrado su trabajo.
La verdadera universidad en nuestros días consiste en una colección de libros.
Los libros son amigos que nunca decepcionan.
La experiencia es el mejor de los maestros, sólo que la matrícula es muy pesada.
¡El misterio! Sí, un misterio profundo nos envuelve. Cuanta más luz, más misterio.
El hombre ha sido creado no para dudar sino para trabajar.
Los tres grandes elementos de la civilización moderna la pólvora, la imprenta y el protestantismo.
Épocas en las que el único lazo que une un hombre a otro es el dinero contante y sonante.
De nada sirve al hombre lamentarse de los tiempos en que vive. Lo único bueno que puede hacer es intentar mejorarlos.
Únicamente el trabajo con fe cumplido es eterno como el Constructor del universo.
Un cuerpo sano es cosa buena; pero un alma sana vale más que todo lo que el hombre pueda desear; un alma sana es lo más hermoso que el cielo pueda concedernos para hacer feliz esta pobre tierra nuestra.
Hablar es el arte de sofocar e interrumpir el pensamiento.
Ningún libro, como ninguna buena casa, muestra todo su mérito desde un principio.
La naturaleza no admite engaños.
El periodismo es grande. Cada periodista ¿no es un regulador del mundo, si lo persuade?.
La sinceridad es la medida del mérito.
Aquel que no puede guardar sus pensamientos dentro de sí nunca llevará a cabo grandes cosas.
El poeta es una figura heroica que pertenece a todas las épocas y que, cuando se ha presentado, es ya un patrimonio de todos los siglos.
La historia es la esencia de innumerables biografías.
Nada levanta tanto a un hombre por encima de las pequeñas mezquindades de la vida como admirar, sea lo que sea o a quienquiera que sea.
A dos hombres venero yo en este mundo: al labrador sufrido de mano callosa y nervuda, puesto que en ella está el cetro de este mundo. Y a aquel que trabaja por las imprescindibles necesidades del espíritu; no por el pan cotidiano, sino por el pan de la verdadera vida.
El universo no es sino un vasto símbolo de Dios.
Toda noble empresa parece al principio imposible.
La verdad es que el arte de escribir es la cosa más milagrosa de cuantas el hombre ha imaginado.
La historia es como una destilación del chismorreo.
Sé un hombre honesto y habrá en el mundo un pícaro menos.
El grado de percepción que cada cual posee es una medida exacta de sí mismo.
Cumple el deber que tengas más a mano, y que se manifieste claramente como tal deber. El siguiente se te aparecerá aún más claro.
No se necesita lo que solemos llamar un alma grande para ser un héroe; lo que se necesita es un alma creada a imagen de Dios y que sea fiel a su origen; ésa será una gran alma.
Nuestras obras son el espejo en que el espíritu contempla por vez primera sus rasgos naturales.
La conquista, lo mismo que el poder de imposición, ha de aportar, cosa esencial en toda sociedad humana, algún beneficio consigo, o bien los hombres con toda su fuerza la rechazarán.
El único deber del hombre es andar siempre adelante.
El inventor de una máquina puede estar seguro de que será recompensado en vida; pero el autor de un gran poema, así como el apóstol de una verdadera religión, han de estar casi seguros de todo lo contrario.
Yo no creo en la sabiduría colectiva de la ignorancia individual.
Para disipar una duda, cualquiera que fuera, se necesita una acción.
Un monstruo hay en el mundo: el hombre ocioso.
El genio es el infinito arte de trabajar con paciencia.