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Todas mis esperanzas están en mí.
Terencio
En el amor se dan todos estos males: injurias, sospechas, treguas, guerra y la paz de nuevo.
Mala cosa es tener un lobo cogido por las orejas, pues no sabes cómo soltarlo ni cómo continuar aguantándolo.
La sabiduría consiste no sólo en ver lo que tienes ante ti, sino en prever lo que va a venir.
Se callan, es bastante alabanza.
Cuando el ánimo está en suspenso, un ligero impulso le hace inclinarse a un lado o a otro.
Sólo los cordiales merecen ser tratados con cordialidad.
Soy hombre, y por lo tanto, nada que sea humano me resulta extraño.
Una buena regla para la vida es no ser demasiado adicto a una sola ocupación.
El servilismo produce amigos, la verdad, odio.
Los desdenes de los enamorados reavivan el amor.
Cuando estamos sanos, todos tenemos buenos consejos para los enfermos.
Siempre la fortuna es propicia a los fuertes.
Tantos hombres, tantos pareceres: cada uno tiene su manera.
De aquí aquellas lágrimas.
Has confiado la oveja al lobo.
Un cargo es una carga.
Lo que no está dotado de razón, no hay razón que pueda gobernarlo.
Ya no se puede decir nada que no haya sido dicho antes de nosotros.
Se equivoca profundamente quien crea que establece mejor la más duradera autoridad por la fuerza que por un pacto amistoso.
Sin riesgo no se hace nada grande y memorable.
La vida de un hombre es como un juego de dados; si no puedes hacerte con aquel que más te conviene, debes con astucia procurar sacar ventaja del que acaso te tocó
No hay cosa por fácil que sea que no la haga difícil la mala gana.
Ya no se dice nada que no se haya dicho.
Una mentira va pisándole los talones a otra.
Aconsejo a todos que estudien las vidas de los demás con un lente de aumento, así verán las cosas buenas en forma magnificada.
Hombre soy, y nada humano me es ajeno.
De todos los míos, soy el único que soy mío.
¡Cuántas injusticias y maldades se cometen por mero hábito!
No hay mayor miseria que vivir en la ignorancia eterna.
Es un gran error suponer, que el imperio que se establece sobre los hombres por la fuerza, sea más agradable y permanente, que el que se funda sobre el amor.
La vejez es, por sí misma, una enfermedad.
El que habla lo que quiere, escucha lo que no quiere.
La justicia inflexible es frecuentemente la injusticia más grande.
No hay nada tan difícil, que buscándolo, no pueda encontrarse.
Saber hacer una cosa es fácil, hacerla es difícil.
La condescendencia crea amigos, y la verdad, odios.
Exceso en nada. Esta norma la considero de la mayor utilidad en la vida.
He de vivir a la manera de los demás.
Es más acertado contener a los niños por honor y ternura, que por el temor y el castigo.