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La verdad es que no conviene ser presidente, sino vice. Si las cosas marchan bien, el presidente anda de viaje y el vicepresidente disfruta de la vida. Ocupa el sillón presidencial, se fuma los cigarros del presidente, abre los cajones, le lee las cartas y se divierte como loco. Y si las cosas marchan mal, al presidente lo echan y el vice se queda de patrón.
Tato Bores
Cada audición es como dar un examen. La macana es que no hay tres tipos delante de uno. Creo que hay más; por lo menos, cuatro. Empiezo el programa con un pánico loco y lo termino igual, destrozado como si hubiera subido al Tupungato.
El monólogo tiene una clave: es una especie de reportaje político; yo leo los titulares de los diarios y cuento las noticias en el escenario agregándole un comentario jocoso. Pero siempre hay que actualizar la información: un chiste político del jueves no hace reír el viernes.
Hay que hacer reír en serio. No salir del paso con cualquier cosa. Yo me estoy jugando todos los domingos.
No tengo miedo a opinar, tengo miedo de convertirme en otro imbécil más que por el hecho de ser notorio se cree que al público le interesa su opinión. ¿Acaso uno por tener un cacho de fama sabe más que un albañil, que un colectivero? Por favor, dejémonos de jorobar.
De pelotudos que tienen la precisa sobre las virtudes y los males argentinos, el país está hasta el cuello. En esa no me anoto. Te repito que yo no soy ni gracioso, ni visionario. Soy un actor cómico de la nación. Cuando no tengo libreto, me callo la boca.
Tato, ¿Qué piensa del momento actual, del ahora? - Pienso que hace un frío de la puta madre. - Le preguntaba por la situación del país. Demasiada pregunta para esta peluca. ¿Cómo hago para responderte?
Para que no me molestaran en la boîte, dejé de vestirme bien, y me vestí de atorrante. Así podía decir cualquier cosa, un atorrante puede decir cualquier cosa. La pegué: nadie me embromó más. La peluca, el habano y los lentes sin vidrios que uso en la TV son algo parecido. A cara limpia Ud. No puede decirlo todo. Pero si se da un toque de locura, sí.
Hay que hacer reír en serio.
Podría ser llamado un actor cómico, pero prefiero artista cómico. Por una flor de razón: porque así se gana más dinero.
¿Otra vez vos? Ya repetí cuatrocientas veces lo mismo. Ya me estrujaron como a un limón. No esperen nada diferente de mí: soy un tipo aburrido. Un caso perdido.