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La meta de toda sapiencia debe ser las buenas obras.
Talmud
La carga es igual a la fuerza del caballo.
El hombre se debe oponer a ser carga para los demás.
No juzgues a nadie antes de haber vivido en sus propias circunstancias.
La dignidad no consiste en vestir seda.
El exceso de capitanes hundirá el barco.
Una acción dice más que cualquier palabra.
La adversidad es escuela de la mente.
Cuanto más grande es un hombre tanto mayores son sus pasiones.
Un sueño no comprendido es como una carta que no se ha abierto.
Desarma la ira con una respuesta delicada, que abunde la paz entre tú y todo el mundo.
El Mundo solamente se mentiene por el aliento de los niños.
Cuídate mucho de hacer llorar a una mujer, pues Dios cuenta todas sus lágrimas.
El amor no acepta consejos.
Cuando se hace el bien es preciso hacerlo alegremente.
Todo es prestado.
No hay peor malhechor que el que roba a los pobres.
Calumniar es una forma de asesinar.
El futuro del mundo pende del aliento de los niños que van a la escuela.
Si la piedra cae sobre el cántaro, desdichado cántaro; si el cántaro cae sobre la piedra, desdichado cántaro; de cualquier manera es siempre el cántaro quien sufre.
La vida es breve y la muerte segura. ¡Qué más te da que tus herederos reciban un poco más o un poco menos!
Prefiere ser la cola de un león que la cabeza de un perro.
Un enemigo siemopre está de más. Un amigo, nuca.
El que calumnia está injuriando a tres personas: a sí mismo, al calumniado y al que escucha la columnia.
No juzgues a tu prójimo antes de encontrarte en su lugar.
No arrojes piedras en la fuente de la que has bebido.
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