Imágenes
No harán muy grandes cosas los vacilantes que dudan de la seguridad.
T. S. Eliot
Un libro no es inofensivo simplemente porque nadie se sienta ofendido por él.
Los hombres viven del olvido.
Pues he conocido ya los ojos, conocido a todos, los ojos que nos sellan en una mirada formulada estando yo ya formulado, en un alfiler esparrancado; bien clavado retorciéndome sobre la pared.
Estoy nerviosa esta noche. Muy nerviosa. Quédate conmigo. Háblame. ¿Por qué nunca hablas? Habla. ¿En qué piensas? ¿Qué piensas? ¿Qué? Nunca sé en qué piensas: Piensas.
No dejaremos de explorar y el fin de nuestra exploración sera encontrar el punto de partida y conocer el lugar por primera vez.
No debemos dejar de explorar. Y al final de nuestras exploraciones llegaremos al lugar del que partimos, y lo conoceremos por primera vez.
Imagino que algunos periodistas son escritores fallidos; pero también lo son muchos escritores.
Hacer lo útil, decir lo justo y contemplar lo bello es bastante para una vida de hombre.
No es la grandeza ni la intensidad de las emociones, sino la intensidad de proceso artístico lo que cuenta.
La humanidad no puede soportar mucha realidad.
No tememos a la muerte, tememos que nadie note nuestra ausencia; que desaparezcamos sin dejar rastro.
Mi invento del fonógrafo no tiene ningún valor comercial.
La mayor parte de los problemas del mundo se deben a la gente que quiere ser importante.
Poco sé de dioses, pero creo que el río es un fuerte dios oscuro -hosco, indómito, intratable.
El infinito ciclo de las ideas y de los actos, infinita invención, experimento infinito, trae conocimiento de la movilidad, pero no de la quietud; conocimiento del habla, pero no del silencio; conocimiento de las palabras e ignorancia de la palabra.
Los hombres viven del olvido; las mujeres, de recuerdos.
Nos recuerdan -si acaso- no como almas perdidas y violentas sino, tan sólo, como hombres huecos, hombres rellenos de aserrín.
En mi caomienzo está mi final.
Los hombres aprenden poco de la experiencia de los otros. Pero en la vida, nunca vuelve el mismo tiempo.
Los poetas inmaduros imitan; los poetas maduros roban; los malos estropean lo que roban, y los buenos lo convierten en algo mejor.
Solamente los que arriesgan llegar demasiado lejos son los que descubren hasta dónde pueden llegar.
Bendito sea el hombre que no teniendo nada que decir, se abstiene de demostrárnoslo con sus palabras.
No dejaremos de explorar y al final de nuestra búsqueda llegaremos a donde empezamos y conoceremos por primera vez el lugar.
El mal poeta suele ser inconsciente, donde debe ser consciente, y consciente de donde debe ser inconsciente.
Si no tienes fuerza para imponer tus propias condiciones a la vida, debes aceptar las que ella te ofrece.
El final es el lugar del que partimos.
Las palabras del año pasado pertenecen al lenguaje del año pasado. Las palabras del próximo año esperan otra voz.
Así es como termina el mundo, no con una explosión, sino con un lamento.
Entre la idea y la realidad, entre la moción y el acto, cae la sombra.
Déjeme mostrarle el trabajo del humilde. Escuche.
Abril es el mes mas cruel.