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El amor es el déspota más orgulloso del mundo; o todo o nada.
Stendhal
La gazmoñería es una especie de avaricia, la peor de todas.
No veo más que una regla: ser claro. Procuro contar primero con verdad, segundo con claridad lo que pasa en un corazón.
La vulgaridad, matando la imaginación, produce súbitamente para mí el tedio mortal.
Nada tan fácil como llevarse bien con una persona a la cual sólo se ve de mes en mes.
Cuando se ama, basta pensar en una perfección para verla en la persona amada.
En la soledad se puede adquirir todo, menos el carácter.
Una mujer sacrificará mil veces la vida por el que ama y se enemistará para siempre con él por una cuestión de orgullo a propósito de una puerta cerrada o abierta: se trata de un punto de honor.
La diferencia de la infidelidad en los dos sexos es tan real que una mujer apasionada puede perdonar una infidelidad, cosa imposible para un hombre.
La tiranía del pudor es tal que una mujer apasionada se traiciona antes con los actos que con las palabras.
Ir sin amor por la vida es como ir al combate sin música, como emprender un viaje sin un libro, como ir por el mar sin estrella que nos oriente.
Los celos pueden constituir un modo nuevo de probar el amor, más pueden también ofender la dignidad de una mujer perfectamente delicada.
El pudor tiene la desventaja de que habitúa a mentir.
En nuestras costumbres, una mujer no puede hacer nada por sí misma: necesita seducir a un hombre para obligarle a que ejecute sus deseos.
El odio tiene su cristalización; en cuanto uno puede esperar vengarse, vuelve a empezar a odiar.
El público es tan limitado, tan incapaz, que sólo ve aquello que se le enseña.
El amor es el milagro mayor de la civilización.
Mi opinión sintética de las mujeres es que con ellas es preciso atreverse a todo.
Partir el dinero entre dos enamorados equivale a aumentar su amor, recibirlo uno de otro equivale a matarlo.
En amor, cuando el dinero se comparte se aumenta el amor; cuando se da, se mata el amor.
Lo que hace tan agudo el dolor de los celos, es que la vanidad no puede ayudar a soportarlo.
Las gentes propensas a la melancolía son las mejores dotadas para el amor.
Nadie puede en su vida escapar a una deplorable crisis de entusiasmo.
Una mujer de cuarenta años sólo tiene atractivos para aquellos que la amaron en su juventud.
El indispensable, para que los demás nos soporten a gusto, participar hasta cierto punto en su pasiones.
Las mujeres demasiado bellas sorprenden menos el segundo día.
Desde el momento en que uno no puede esperar vengarse, comienza a odiar.
El alma es el conjunto de las pasiones.
El amor es la única mercancía que se paga con una moneda acuñada por él mismo.
Quien posee otra lengua posee otra alma.
La mejor arma contra una mujer es otra mujer.
Hay que tener un marido prosaico y tomar un amante romántico.
Quisiera que todos los cursos de literatura yaciesen en el fondo del océano.
Creo que la primera ley del siglo XIX impone a los que se meten a escribir, es la claridad.
Para un amante ya no hay amigos.
Antes de ponerme a escribir una novela leo durante algunos días el Código Civil para formarme el estilo.
Los versos fueron inventados para ayudar a la memoria. Conservarlos en el arte dramático es rendir tributo a la barbarie.
El amor es como la fiebre: nace y se extingue sin que la voluntad tome en ello la menor parte.
La política en una obra literaria es algo así como un tiro de pistola en medio de un concierto, algo grosero y a lo que no podemos, sin embargo, dejar de prestar atención.
Dinero compartido aumenta el amor, dinero regalado lo mata.