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Cuando descubras el regalo perfecto estarás satisfecho de permanecer dondequiera que te encuentres.
Spencer Johnson
A veces las cosas cambian, Hem, y nunca vuelven a ser igual que antes. Parece que nos encontramos en una de estas situaciones. ¡Así es la vida! La vida sigue..., y lo mismo deberíamos hacer nosotros.
Vio que se perdía de vez en cuando en el laberinto y, a pesar de ello, no perdía la confianza en que iba a encontrar un queso nuevo ahí afuera, junto con todas las cosas buenas que lo acompañaban. Así consiguió reunir valor.
Veo el mundo de otra manera cuando hago buen caso de mí mismo.
Podremos tener juntos una relación maravillosa cuando yo la tenga conmigo y tú la tengas contigo.
Mi pasado fue presente. Y mi futuro será presente. El momento presente es la única realidad que puedo experimentar. Mientras viva en el presente seré feliz para siempre, porque la eternidad se halla concentrada en él.
Comprendió que el regalo perfecto era justamente eso: el presente.
Nunca, nunca tenemos bastante de lo que necesitamos. Cuando no cuido de mí mismo, no veo satisfechas mis necesidades básicas. Entonces exijo a los demás que hagan lo que sólo yo puedo hacer, y por eso nunca hacen bastante. Como los demás no pueden satisfacer mis necesidades, mis relaciones con ellos siempre son problemáticas.
La mayor parte de mis problemas me parecían complicados entonces -siguió confesando el Tío-. Pero las soluciones una vez encontradas, resultaban bastante sencillas.
Moverte en una nueva dirección te ayuda a encontrar Queso Nuevo.
Lo curioso es que, desde que empecé a hacerme caso a mí mismo, la gente me dice que se siente más a gusto conmigo, y con ellos mismos.
Además de las otras cosas que hago para cuidar del yo, el tú y el nosotros, invierto en mí mismo y en los demás ese minuto extra ¡Y esa es toda la diferencia!
El momento presente debe ser siempre un momento preciado. No porque se encuentre libre de fallas, sino porque jamás es perfecto.
Ya has descubierto la naturaleza del regalo perfecto, ya sabes dónde encontrarlo, también has descubierto que te hará inmensamente feliz. Lo sabías cuando eras niño, simplemente, lo has olvidado.
En un minuto puedo cambiar mi actitud, y en ese minuto puedo cambiar el día entero.
Cuando me siento culpable por los errores del pasado, o cuando me invade la ansiedad por la incertidumbre del futuro, ceso de vivir en el presente. Es entonces cuando surge el dolor. Es entonces cuando enfermo y me siento infeliz.