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La longevidad es la recompensa de la virtud.
Simone de Beauvoir
Lejos de que la ausencia de dios autorice toda licencia, al contrario, el que el hombre esté abandonado sobre la tierra es la razón de que sus actos sean compromisos definitivos.
La incultura es una situación que encierra al hombre tan herméticamente como una cárcel.
La belleza es aún más difícil de explicar que la felicidad.
La naturaleza del hombre es malvada. Su bondad es cultura adquirida.
Me parecía que la tierra no hubiera sido habitable si no hubiese tenido a nadie a quien admirar.
Entre dos individuos, la armonía nunca viene dada, sino que debe conquistarse indefinidamente.
El hombre no es ni una piedra ni una planta, y no puede justificarse a sí mismo por su mera presencia en el mundo.
El secreto de la felicidad en el amor consiste menos en ser ciego que en cerrar los ojos cuando hace falta.
Es lícito violar una cultura, pero con la condición de hacerle un hijo.
El hombre es hombre solo por su negación a permanecer pasivo, por el impulso que lo proyecta desde el presente hacia el futuro y lo dirige hacía cosas con el propósito de dominarlas y darles forma. Para el hombre, existir significa remodelar la existencia. Vivir es la voluntad de vivir.
El problema de la mujer siempre ha sido un problema de hombres.
Besé sus ojos, sus labios, mi boca bajó a lo largo de su pecho y rozó el ombligo infantil, el bello animal, el sexo, donde su corazón latía a golpecitos; su olor, su calor me emborrachaban y sentí que mi vida me abandonaba, mi vieja vida con sus preocupaciones, sus fatigas, sus recuerdos gastados.
Sólo después de que las mujeres empiezan a sentirse en esta tierra como en su casa, se ve aparecer una Rosa Luxemburg, una madame Curie. Ellas demuestran deslumbrantemente que no es la inferioridad de las mujeres lo que ha determinado su insignificancia.
Encanto es lo que tienen algunos hasta que empiezan a creérselo.
Hay mujeres que son alocadas y hay mujeres de talento: ninguna tiene esa locura del talento que se llama genio.
No nos engañemos el poder no tolera más que las informaciones que le son útiles. Niega el derecho de información a los periódicos que revelan las miserias y las rebeliones.
La familia es un nido de perversiones.
Es absolutamente imposible encarar problema humano alguno con una mente carente de prejuicios.
El feminismo es una forma de vivir individualmente y de luchar colectivamente.
Los recuerdos más lejanos parecen siempre los más hermosos.
Conocerse a sí mismo no es garantía de felicidad, pero está del lado de la felicidad y puede darnos el coraje para luchar por ella.
El opresor no sería tan fuerte si no tuviese cómplices entre los propios oprimidos.
El hecho de que exista una minoria privilegiada no compensa ni excusa, la situación de discriminación en la que vive el resto de sus compañeros.
No se nace sino que se deviene mujer.
No se nace mujer: llega una a serlo. Ningún destino biológico, físico o económico define la figura que reviste en el seno de la sociedad la hembra humana; la civilización en conjunto es quien elabora ese producto intermedio entre el macho y el castrado al que se califica como femenino.
¿Qué es un adulto? Un niño inflado por la edad.
No se modifica la vida sin modificarse uno mismo.
Las personas felices no tienen historia.
El cristianismo le dio al erotismo su sabor de pecado y leyenda cuando dotó a la hembra humana de un alma.
En cierto sentido, el misterio de la encarnación se repite en cada mujer; todo niño que nace es un dios que se hace hombre.
El día que una mujer pueda no amar con su debilidad sino con su fuerza, no escapar de sí misma sino encontrarse, no humillarse sino afirmarse, ese día el amor será para ella, como para el hombre, fuente de vida y no un peligro mortal.
Lo más escandaloso que tiene el escándalo es que uno se acostumbra.
El esclavo que obedece escoge obedecer.
No se nace mujer: se llega a serlo.
La verdad es una y el error, múltiple.
En sí, la homosexualidad está tan limitada como la heterosexualidad: lo ideal sería ser capaz de amar a una mujer o a un hombre, a cualquier ser humano, sin sentir miedo, inhibición u obligación.
Las arrugas de la piel son ese algo indescriptible que procede del alma.
No hay muerte natural: nada de lo que sucede al hombre es natural puesto que su sola presencia pone en cuestión al mundo. La muerte es un accidente, y aún si los hombres la conocen y la aceptan, es una violencia indebida.
Porque el hombre es trascendencia, jamás podrá imaginar un paraíso. El paraíso es el reposo, la trascendencia negada, un estado de cosas ya dado, sin posible superación.