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Ningún día es demasiado largo para el que trabaja.
Séneca
No consiste la felicidad de nuestra vida en vivir, sino en vivir bien.
Feliz quien desprecia la fortuna.
Desde la infancia da señales el ingenio.
Pierden el día por esperar la noche, y la noche por miedo al amanecer.
Todas las cosas nos son ajenas: sólo el tiempo es nuestro.
Un Dios vengador va siempre detrás de los soberbios.
No hay cosa que esté vacía de Dios: de Él están llenas todas sus obras.
Los elementos de la dicha son: una buena conciencia, la honradez en los proyectos y rectitud en las acciones.
El amigo se ha de poseer en el corazón y el corazón nunca está ausente.
Echarás de menos los males a los que hoy buscas remedio.
No es posible abominar de las riquezas y a la vez querer sus frutos.
Cualquiera puede arrebatar la vida a un hombre; pero nadie puede arrebatarle la muerte. Mil caminos se abren para llegar a ella.
La verdad se ofrece a todos y no es exclusiva de nadie; aún no ha sido descubierta del todo, mucha parte de ella quedó reservada para la posteridad.
El camino de la tierra al cielo no es blando.
Grande es aquel que se sirve en vajilla de barro como si fuera de plata; pero no es menor el que se sirve en vajilla de plata como si fuera de barro.
Tan entrelazados con las virtudes están los vicios, que las arrastran consigo.
Especie de misericordia es matar de súbito.
El honor prohibe acciones que la ley tolera.
Paciencia muchas veces ofendida trastorna el juicio.
Lo que la razón no consigue, lo alcanza a menudo el tiempo.
Jamás se inventaría nada si todos no sintiéramos satisfechos con las cosas descubiertas.
Muy pocos aciertan antes de errar.
Nada hay que tanto aproveche como no perder el sosiego, y hablar muy poco con los demás y mucho consigo mismo.
El desgraciado es cosa sagrada.
Un hombre sin pasiones está tan cerca de la estupidez que sólo le falta abrir la boca para caer en ella.
El que tiene mucho desea más, lo cual demuestra que no tiene bastante; pero el que tiene bastante ha llegado a un punto al que el rico no llega jamás.
La diligencia nos parece tardanza cuando deseamos una cosa.
Causa es de obrar mal el haber obrado.
La vida es como una escuela de gladiadores, donde los hombres viven y luchan unos contra otros.
Sufrimos más por nuestras opiniones que por los acontecimientos mismos.
El precio de la virtud es ella misma.
El hombre feliz no es el hombre que ríe, sino aquel cuya alma, llena de alegría y confianza, se sobrepone y es superior a los acontecimientos.
Concedo gran crédito al juicio de los grandes hombres, mas no por eso dejo de tener el mío.
Más se estima el beneficio que dio principio a la amistad.
La sabiduría es el colmo de la perfección del alma humana; la filosofía es el amor y la investigación de la sabiduría.
Tuyo haces el vicio que a tu amigo disimulas.
Fácil se nos hace la cura, por grave que sea, si se siente provecho en ella.
Toda virtud se adquiere con trabajo.
Es menester abrir de vez en cuando el espíritu y remover las cosas en él depositadas a fin de tenerlas a punto cuando llegue la ocasión de necesitarlas.