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Manchada deja su vida el que procura su muerte.
Séneca
Nuestro defecto es aprender más por la escuela que por la vida.
No hay árbol recio ni consistente sino aquel que el viento azota con frecuencia.
Quien da pronto da dos veces.
Incontenida, la cólera es frecuentemente más dañina que la injuria que la provoca.
Nadie puede imaginar para quien gobierna cosa más decorosa que la clemencia.
Los desdichados creen con facilidad aquello que ansían.
Más cabe en un día de los hombres sabios que en toda una larga vida de los incultos.
Teméis todas las cosas como mortales y todas las deseáis como inmortales.
El lenguaje de la verdad debe ser, sin duda alguna, simple y sin artificios.
El engaño y la astucia sólo son propios de los débiles.
Donde no hay ni pudor, ni respeto a las leyes, ni sentimientoreligioso, reverencia o buena fe, la república no está segura.
Nadie es tan tímido que no prefiera caer una vez, a estar siempre en suspenso.
El que de buena voluntad recibió algún beneficio, pagó la primera parte de su obligación.
Vencedora de leyes es la osadía.
La muerte es la consagración de aquellos cuyo fin merece la alabanza de los mismos que la temen.
La fidelidad que ha sido comprada con dinero puede ser vendida por el dinero.
Sólo en la fortuna adversa se hallan las grandes lecciones del heroísmo.
El vino tórnase bueno cuando resultaba nuevo, duro y áspero, pero se sostiene aquel vino que ya en el lagar era agradable.
No se confiesa obligado quien no recibió.
Perdiéronse las buenas costumbres, después que a los vicios se les dio el nombre de virtud.
Más seguro está en la virtud el que ya pasó por los vicios.
Igual virtud es moderarse en el gozo que moderarse en el dolor.
El verdadero amor no sufre dilaciones.
Jamás descubriríamos cosa alguna si nos contentásemos con lo descubierto.
Siempre se ayuda la mentira de lo cierto para atacar a la verdad.
Difícilmente se hallan palabras que retraten al vivo las grandes desdichas.
Del tormento se libra el que fácilmente lo sufre.
Al que tiene el poder le impide hacer muchas cosas el amor a los suyos; se es más libre contra los que están enfurecidos.
Quien mucho ama no teme.
Nunca me avergonzaré de citar una buena sentencia porque sea de un autor malo.
El valor ama el peligro.
Grandísima caída es de señor a esclavo.
La felicidad que no se modera, se destruye a sí misma.
La tristeza es mala ayuda para discernir las cosas o para excogitar medios útiles o evitar los peligros, o, finalmente, para apreciar la equidad.
Ningún descubrimiento se haría ya, si nos contentáramos con lo que sabemos.
Nunca hasta tal punto están cerradas todas las salidas, que no haya lugar para alguna acción buena.
Grandes riquezas, gran esclavitud.
Doloroso es el tiempo que entre dudas se pasa.
Brevísima y llena de congoja es, en cambio, la vida de los que olvidan el pasado, no se cuidan del presente y temen el porvenir.