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El placer sin moderación se inclina hacia el dolor como hacia un precipicio.
Séneca
Las esperanzas se encadenan.
Júzgate dichoso cuando puedas vivir a la vista de todo el mundo.
La amistad es siempre provechosa, pero el amor algunas veces es perjudicial.
Lo que más nos perjudica es que vivimos, no al dictado de nuestra razón, sino según las ajenas costumbres.
Contra la ira, dilación.
No hay nada tan veloz como la calumnia; ninguna cosa es más fácil de aceptar, ni más rápida de extenderse.
Quien de verdad quiere ser bueno, lo será.
La virtud aborrece a los espíritus bajos.
Los placeres moderados aflojan la tensión del espíritu y lo templan.
Lo que no puede repararse, mejor es sufrirlo.
¡Oh, tú, sueño, dominador de los males, descansó del espíritu, porción la mejor de la vida humana!
¡Oh muerte! ¡Cómo persigues al dichoso y rehuyes al desdichado!
No consiste la pobreza en poseer pocas cosas, sino en dejar de poseer otras muchas.
Pierde la virtud sus fuerzas si le falta oposición.
Ningun hombre ha llegado nunca a ser sabio por casualidad.
La virtud no necesita de adornos extraños; ella tiene en si misma su máximo ornato.
El trabajo y la lucha llaman siempre a los mejores.
Vende su propia voluntad el que recibe ajeno beneficio.
Debe necesariamente temer mucho quien es temido de muchos.
Lo más importante de la curación consiste en querer ser curado.
Los infortunios de la vida enseñan al hombre a callar.
Las pasiones aguzan el ingenio.
Llevadero sería todo trabajo, si no lo acrecentase la opinión de las gentes.
Mala cosa es vivir con necesidades; pero no hay necesidad ninguna de vivir con necesidades.
Es difícil tener como amigos a todos; basta con no tenerlos como enemigos.
La naturaleza nos ha dado las semillas del conocimiento, no el conocimiento mismo.
Aprendamos a aumentar la continencia, a enfrentar la demasía, a templar la gula, a mitigar la ira.
Se puede apreciar el carácter de un hombre en la forma como recibe la alabanza.
No es beneficio el que nos obliga a recibir.
Con más seguridad seríamos ricos, si conociésemos el poco trabajo que hay en ser pobres.
La inteligencia es más poderosa que la suerte y puede regir su rumbo a cualquiera parte y ser la causante de su felicidad o de su infortunio.
Muy poco nos es absolutamente necesario.
Cruel es quien al afligido reprende.
Mucho se descubre en su rostro el temeroso.
Trabajos nos dan quien grandezas nos promete.
Una esperanza reaviva otra esperanza; una ambición, otra ambición.
Tarde se olvida lo que se aprende por mucho tiempo.
El que se vanagloria de su linaje, alaba lo ajeno.
Quien teme la muerte, nunca hará nada propio de un hombre vivo.