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La más grande infelicidad es ser presa del temor cuando ya nada queda que esperar.
Séneca
Mañana será peor...
Cosas fingidas pronto vuelven a su natural.
De nada aprovecha esconderse y evitar los ojos y los oídos de los hombres: si la conciencia es buena venga la muchedumbre, si es mala, aún en la soledad estará inquieta y angustiada.
La modestia prohíbe a veces aquello que no prohíbe la ley.
Si estás libre de enemigos porque a nadie hiciste injuria, no faltarán otros que lo sean por envidia.
No permanezcan secos tus ojos ante la muerte de un amigo, pero tampoco se conviertan en un mar. Las lágrimas sí, llanto no.
A quien beneficia el crimen, ése es el autor.
No tiene la felicidad cosa semejante a lo que muestra.
¿Hay algo más necio que no aprender, por no haber aprendido antes? El estudio es una escuela que admite a los hombres de cualquier edad. Mientras uno es ignorante, siempre es tiempo de aprender.
No interesa el que leas muchos libros, mas interesa mucho el que sean buenos los que leas.
La Naturaleza provee a cuanto ella exige.
La vida ni es un bien ni un mal, es sólo ocasión de bien y de mal.
No hace beneficio quien mira a la prosperidad del que lo recibe.
Entre otros males, la necedad tiene como propio el de que siempre está empezando a vivir.
Ninguno es de otro menospreciado, si no lo es antes de sí.
La mentira es bien mezquina; si la miras a trasluz se transparenta.
Menos agravio se hace al que presto se niega lo que pide.
Como el suelo, por más rico que sea, no puede dar fruto si no se cultiva. La mente sin cultivo tampoco puede producir.
Un pueblo hambriento no atiende razones, ni se pacifica con la justicia, ni se doblega ante ninguna súplica.
El camino del vicio no solamente se desliza, sino que se precipita hacia abajo.
La prosperidad que más dura es la que vino despacio.
El juicio de los hombres entendidos descubre por las cosas claras las oscuras, por las pequeñas las grandes, por las próximas las remotas y por las parciales la totalidad.
Toda esposa rica exige servidumbre -de su marido-; pues, en medio de sus riquezas, quiere ser la reina.
El castigo mayor de los delincuentes es el haber delinquido y no hay maldad que quede impune aun cuando la fortuna la proteja porque la sanción del crimen está en el crimen.
No se debe hablar sino al que con voluntad escucha.
El que se aviene con la pobreza, es rico.
Las apariencias de las cosas engañan.
Dondequiera que haya un ser humano existe una probabilidad para la bondad.
No ha habido hombre de genio extraordinario sin mezcla de locura.
Algunas veces incluso vivir es un acto de coraje.
Tomado un amigo debe dársele crédito y antes de tomarle se le debe juzgar.
En obligación nos pone de dar el haber ya dado.
De muchos riesgos nos excusaríamos si tuviésemos siempre testigos.
El alma cuyas obras no concuerdan no es recta.
El fuego prueba el oro; la miseria los hombres fuertes.
Flaqueza es temer lo que nunca experimentamos.
La conversación es la expresión de nuestro modo de pensar.
No aprendemos gracias a la escuela, sino gracias a la vida.
A los que con armas vencen, los vencen muchas veces los vicios.