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Cuando no se puede corregir algo, lo mejor es saberlo sufrir.
Séneca
El mayor mal que en los vicios puede haber, es convertirse los unos en los otros.
No recibimos una vida corta, sino que nosotros la acortamos. No somos de ella indigentes, sino manirrotos.
La buena salud viene de la cabeza.
En la desgracia conviene tomar algún camino atrevido.
Muchas cosas no nos atrevemos a emprenderlas, no porque sean difíciles en sí, sino que son difíciles porque no nos atrevemos a emprenderlas.
Recógete en ti mismo cuando puedas, busca a quienes pueden hacerte mejor, y recibe también a quienes puedas tú mejorar.
Cuenta los días de tu vida, y verás cuán pocos y desechados han sido los que has tenido para ti.
Tolerable es el infortunio que es común a muchos.
Todo es posible a quien no teme los trabajos.
Cuando más buena es el alma de un hombre, menos sospecha la maldad en los otros.
La verdad, en todas sus partes lo es.
Al que la razón no pudo dar remedio, muchas veces se lo dio la paciencia.
La confianza produce muchas veces la lealtad.
No hay bien alguno que nos deleite si no lo compartimos.
No hay lugar tan estrecho donde no se pueda elevar el pensamiento al cielo.
Si permitimos que las cosas nos asusten, no valdrá la pena vivir.
No importa cuántos libros tengas, sino cuán buenos sean.
En las discusiones prolongadas se pierde la verdad.
En tres tiempos se divide la vida: en presente, pasado y futuro. De éstos, el presente es brevísimo; el futuro, dudoso; el pasado, cierto.
Las opiniones no deben ser contadas sino pesadas.
Halla en la desgracia consuelo el que lo prodigó en la prosperidad.
Nadie aceptaría la vida si al tiempo de recibirla tuviese entendimiento.
El estúpido es un necio que calla; y desde este punto de vista es más soportable que un necio que habla.
Duele más de lo necesario lo que duele antes de lo necesario.
La muerte es una necesidad igual e invencible y nadie puede quejarse de lo que a todos alcanza.
Alcanzó la sabiduría quien supo morir tan seguro como nació.
Menos camino hay de la virtud a los vicios que de los vicios a la virtud.
Mayor soy y para mayores cosas he nacido que para ser esclavo de mi cuerpo.
Vencer sin peligro es ganar sin gloria.
Tiénese por virtud la maldad que sucede bien.
La Fortuna teme a los valientes y oprime a los pusilánimes.
Si no sabes hacia donde se dirige tu barco, ningún viento te será favorable.
Nada es perpetuo y pocas son las cosas duraderas.
El que promete dudosa salud al afligido, se la niega.
Considera las contrariedades como un ejercicio.
¡Oh, cuán extemporáneo es comenzar a vivir cuando se ha de dejar de vivir!
Elige por maestro aquel a quien admires, más por lo que en él vieres que por lo que escuchares de sus labios.
Aquel que decide un caso sin escuchar la declaración del otro, aunque la decisión sea justa, no puede considerarse justo.
Una buena conciencia no teme a ningún testigo.