Imágenes
Hasta de males hay ambición.
Séneca
Dejarás de temer cuando dejes de esperar.
¿Preguntas qué es la libertad? No ser esclavo de nada, de ninguna necesidad, de ningún accidente y conservar la fortuna al alcance de la mano.
Todas las cosas merecen nuestra risa o nuestras lágrimas.
Todo arte no es sino la imitación de la naturaleza.
No es feliz quien no piensa que lo es.
La naturaleza no da la virtud: es el arte de hacerse bueno.
La verdadera medida de la riqueza es el no estar demasiado lejos de la pobreza.
La vida entera del hombre no es otra cosa que un camino hacia la muerte.
Cualquiera puede quitarle la vida a un hombre libre, pero no la muerte; mil puertas abiertas conducen a ella.
El favor de las personas innobles sólo puede conseguirse por medios innobles.
No es valortemer la vida o despreciarla, sino el hacer frente a las grandes desgracias y no tumbarse en el suelo, ni volver el pie atrás.
La esclavitud más denigrante es la de ser esclavo de uno mismo.
El que puede soportar con firmeza las grandes ofensas puede también vengarlas.
La felicidad es no tener que pensar en ella.
El mundo, ¡oh Dios del cielo!, me ha visto llorar y gemir; pero lo que más me aflige es que me haya visto también así mi suegra.
Cuando no sabemos a qué puerto nos dirigimos, todos los vientos son desfavorables.
Que no te espante la pobreza; nadie vive tan pobre como cuando nació.
Quien pretende llegar a un sitio determinado, emprenda un solo camino y déjese de tantear muchos a un tiempo. Pues esto último no es caminar, sino andar vagabundo.
El primer grado de las riquezas es tener lo preciso, y el segundo la que basta.
La fortuna de la guerra es siempre dudosa.
La tristeza, aunque esté siempre justificada, muchas veces sólo es pereza. Nada necesita menos esfuerzo que estar triste.
La adversidad no puede con el hombre valiente.
La amistad y la enemistad proceden de la voluntad.
La virtud está en hacer beneficios que sin duda no van a ser correspondidos.
Mejor es la salud que nunca se perdió.
Un amor apaga otro amor, y un temor otro temor.
La conversación es el índice de la mente.
Los dolores leves son parleros, los grandes enmudecen estupefactos.
Al hombre sabio no se le puede injuriar.
Nada se parece tanto a la injusticia como la justicia tardía.
Para bien obrar, el que da debe olvidarlo luego y el que recibe, nunca.
La razón no vence por sí a cada vicio, mas juntamente a todos.
No hay más calma que la engendrada por la razón.
El alma es quien hace noble y es sobre ella con lo que podemos elevarnos a cualquier condición por encima de la fortuna.
El que puede socorrer al que va a perecer y no lo socorre, lo mata.
El que siempre busca grandezas, alguna vez la encuentra.
La inexperiencia destruye e inutiliza muchas buenas ocasiones.
Nadie puede ganar sin que otro pierda.
La paz es conveniente al vencedor y necesaria al vencido.