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Desgracia imprevista nos hiere más fuertemente.
Séneca
La vida es como una pieza teatral; no importa cuánto haya durado sino cuán bien haya sido representada.
El mal consejo, para el que lo da es peor.
La fortuna carece de poder sobre la vida moral.
La economía es la ciencia de cercenar los gastos superfluos.
¿Qué no vence la virtud?
Necesaria es la experiencia para saber cualquier cosa.
Siempre es peor al día siguiente.
Proporcionalmente al número de los admiradores crece el de los envidiosos.
La embriaguez no es más que locura voluntaria.
Vicio grande en el deudor hacer de su acreedor ofensa.
De ninguna suerte debemos fiarnos menos que de la buena.
Un gran marinero puede navegar aunque sus velas sean de alquiler.
El que abriga vanos temores merece los temores reales.
Un viejo proverbio: el gladiador se decide en la arena.
La naturaleza no nos otorga la virtud; ser buenos es un arte.
Debe esperarse la muerte que la naturaleza ordena.
Ningún gran genio se dio sin una mezcla de locura.
A menudo es mejor olvidarse de un insulto que vengarlo.
Todo el que no abandona la senda de la medianía no corre jamás por el camino estable.
Quien no tiene que esperar, de nada debe desesperarse.
Natural es que nos causen mayor admiración las cosas nuevas que las grandes.
Por muy elevado que la fortuna haya puesto a un hombre, siempre ha necesitado un amigo.
Un Emperador debe de gobernar como los dioses.
El que desea hacer una injuria, ya la hizo.
Lo que quieras que otro calle, cállalo tú.
Cuando tratemos de hacer un favor, que el sentido común nos acompañe; y no pierdas de vista la ocasión, el lugar y las personas.
Acción es todo lo que vence a la razón.
En otros tiempos se limitaban a alimentar al cuerpo como a un servidor; hoy se le sirve como a un amo.
Para acercarse a la perfección, el hombre debiera obrar siempre como si tuviera testigos de su conducta y pensar como si se pudiera leer en el fondo de su alma.
No es grave el mal que admite consejo.
Todo lo debemos consultar con el amigo, mas primero debemos consultar si lo es.
Por patria reputamos la tierra donde vivimos felizmente.
Cuando ya no se tienen esperanzas, es cuando no hay que desesperar de nada.
Aceptar las desgracias es poca cosa; soportarlas hasta el final es lo grave.
La única libertad es la sabiduría.
Es morir bien, morir voluntariamente.
Hónrese cada uno con lo que le pertenece.
No podemos evitar las pasiones pero sí vencerlas.
El que recibe lo que no puede pagar, engaña.