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Lo cierto es que tengo ochenta y siete años y no noto que el tabaco me perjudique. Pero no recomiendo a nadie que fume.
Santiago Carrillo
Mis camaradas comunistas tienen que pensar que hace falta una refundación de la izquierda distinta a lo que fue el PCE, porque los instrumentos que nos valieron entonces hoy están superados y hacen falta otros más abiertos, democráticos y diversos.
Arthur London era un viejo amigo mío. Lo que me contó de su prisión, de las torturas... Fue un descubrimiento tremendo, patético.
Me di cuenta de que si triunfaban, mi hora había llegado.
Para mí está fuera de duda que la dictadura del proletariado ha sido una necesidad histórica ineludible, igual que lo ha sido la violencia revolucionaria.
La doctrina social de la Iglesia ha favorecido hasta ahora al capitalismo por su concepción del derecho de propiedad, por su condena de los socialismos y falta de crítica con respecto al capitalismo.
En los países capitalistas más débiles el Estado llega hasta a hacerse cargo directamente de las empresas y servicios que no rinden bastantes beneficios al capital privado.
La tendendencia natural del hombre y particularmente del hombre de carácter, comprometido en una causa a vida o muerte, es mantenella y no enmendalla.
Mientras no haya un cambio de poder político, las leyes seguirán garantizado y justificando las formas de propiedad capitalista.
Estoy convencido de que la dictadura del proletariado no es el camino para llegar a establecer y consolidar la hegemonía de las fuerzas trabajadoras en los países democráticos de capitalismo desarrollado.
A pesar de las vanas teorías neocapitalistas, el Estado es cada vez menos el de todos y cada vez más el de unos pocos.
Con doce años ya me había convertido en una persona bastante responsable. Pero antes era un golfillo. Combatíamos el hambre choriceando huevos en las tiendas.
Esa noche me dediqué a prepararme por si había que morir.
En otros tiempos los marxistas pensábamos que, llegado a un cierto techo, el sistema capitalista se convertía en un obstáculo casi insalvable para su desarrollo. Pero la práctica ha demostrado que la ley del progreso humano rompe, por unos u otros caminos, los corsés del sistema social.
Políticamente estamos unidos como una piña.
Con todos sus errores y aberraciones, la Historia con una H mayúscula ha progresado hasta el punto en que se halla hoy gracias a esas revoluciones y a esos avances.
Cuando Mariano Rajoy dice: '¡Vuelva, señor González!', yo podría responderle: '¡Vuelva, señor Fraga!', antes de que sus sucesores nos metan en un conflicto imposible de superar.
En los países capitalistas, de manera general, esos medios de comunicación son hoy el más peligroso opio del pueblo.
Mantener en marcha ininterrumpidamente este incremento, hasta que desborde por sí mismo el sistema de gobierno actual; no desgastar en operaciones de descubierta esta fuerza de choque que se fortalece diariamente, sino conservarla intacta hasta el día decisivo: tal es nuestra tarea principal.
En otras épocas consideré la ternura como una debilidad de la que tenía que protegerme.
Pero la posición dominante del sector público en la economía y la hegemonía política de las fuerzas del trabajo y de la cultura asegurarán la marcha progresiva hacia la sociedad sin clases, igualitaria: hacia el socialismo.
Quien primero planteó la necesidad de superar la Guerra Civil y la reconciliación de los españoles fue el PCE.
Las relaciones socialistas de producción que no se asientan sobre una base suficiente de desarrollo de las fuerzas productivas pueden tener aspectos formales, entendiendo éstos en el sentido que muchas veces damos a las libertades en la sociedad burguesa.
Se olvida constantemente que la destrucción del Estado es también la destrucción de la democracia.
Y es que incluso allí donde se tomó el poder de la noche a la mañana el proceso de transformación social es obligatoriamente un proceso lento.
... supone la coexistencia de formas públicas y privadas de propiedad durante un largo período.
La crisis y, paralelamente, la acción concienciadora de las fuerzas de vanguardia conducirán indudablemente a generalizar la toma de conciencia y a plantear en términos más claros el conflicto entre la gran mayoría de la sociedad y los actuales poderes del Estado.
Ni tengo la piel tan dura ni lágrimas de cocodrilo.
Hoy la universidad y los centros docentes no sólo inculcan ideología burguesa, sino que se convierten con frecuencia en focos de impugnación de la sociedad capitalista.
Más de la mitad de mi vida he estado en la cárcel, en el exilio, en la clandestinidad, pero mucha gente que no tenía ideas ha pasado calamidades sin cuento, con la guerra civil, con la guerra mundial... La vida hay que vivirla conscientemente.
El más antiguo y decisivo de los aparatos ideológicos, la Iglesia, se encuentra hoy en el inicio de una crisis probablemente más profunda que la que dio origen al protestantismo luterano. Aquélla estaba ligada al hundimiento de la sociedad feudal y al nacimiento de la burguesía; ésta de hoy, al ocaso de la sociedad burguesa y al nacimiento de la socialista.
Sin que estén claros todavía los factores determinantes del caso, del escándalo Watergate, en el que ciertos aparatos ideológicos de la sociedad entraron en conflicto abierto con los aparatos coercitivos y obtuvieron una victoria - aunque limitada- sobre éstos, son un tipo de enfrentamiento característico de las contradicciones que aquejan al sistema actual de Estado del capital monopolista.
Las luchas internas impidieron al PCE utilizar un capital político de gran valor, como ser el partido que había hecho posible con su política la reconciliación de los españoles y el restablecimiento de la democracia.
La inestabilidad del sistema político europeo es más seria en el flanco sur del continente.
No tratamos de echar una mano al capitalismo imperialista decadente, sino de acelerar su liquidación:...
El desarrollo tecnológico, controlado por un reducido número de grupos privados, ha llevado al Estado capitalista al cenit de su potencia; pero, al mismo tiempo, a un punto álgido de la crisis de ese tipo de Estado.
Yo no soy patriota. Este vocablo que hace más de un siglo significaba la revolución y libertad ha venido a corromperse y hoy manoseado por la peor gente incluye la acepción, más relajada de los intereses políticos y expresa la intransigencia, la intolerancia y la cerrazón mental.
Hasta ahora el arma nuclear ha jugado un papel de disuasión. Pero cada vez es más claro que si, como decía Clausewitz, la guerra es la continuación de la política por otros medios, el enfrentamiento nuclear no es ninguna política.
En el día de hoy, después de los avatares de la política, de los problemas que hubo en mi partido, lo que tengo es una mirada mucho más comprensiva, incluso hacia los que han sido mis adversarios.
Adolfo Suárez es un político y un hombre de izquierda.