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No confío en los estetas que huyen de las manifestaciones de la vida, de la misma forma que aborrezco a los escritores "naturalistas", esos virtuosos de la pluma que "describen la vida", que escriben lo que les "dicta el corazón", pero de una manera tan escrupulosa como si pretendieran que hablase la vida misma...
Sándor Márai
¿Ya no anhelas venganza?... Y entonces te das cuenta de que ésa es la verdadera venganza, la única, la perfecta: ya no quieres saber nada de él, no le deseas nada malo ni nada bueno, ya no puede hacerte sufrir.
¿Exigir fidelidad no sería acaso un grado extremo de la egolatría, del egoísmo y de la vanidad, como la mayoría de las cosas y de los deseos de los seres humanos? Cuando exigimos a alguien fidelidad, ¿es acaso nuestro propósito que la otra persona sea feliz?
La vida es un deber que estamos obligados a cumplir, ciertamente un deber pesado y complejo, por el cual a veces es necesario soportar sacrificios.
La fatalidad entra por la puerta que nosotros mismos hemos abierto, invitándola a pasar.
Para la creación, hace falta algo más... Una fuerza especial, una disciplina; o las dos cosas juntas. Creo que es a esto a lo que se suele llamar carácter... Esa capacidad, ese rasgo es lo que me falta a mí.
Pero como todo beso, éste es una respuesta, una respuesta torpe pero tierna a una pregunta que se escapa del poder del lenguaje.
La razón no puede iniciar ni detener los sentimientos. Pero puede disciplinarlos. Los sentimientos, cuando se vuelven peligrosos para uno mismo y para los demás, se pueden enjaular.
Es preciso conocer todos los detalles, porque nunca sabemos cuál puede ser importante, ni cuándo una palabra puede esclarecer un hecho.
¡Hay tanto egoísmo en los sentimientos humanos, tantas intenciones ociosas, tantos sutiles chantajes con los que intentamos desesperadamente mantener atada a una persona!
Cuando una cultura entra en decadencia, la civilización, es decir, el principio de utilidad, genera cierto sentimiento de pánico en el alma humana, y entonces empieza la preocupación por medir el tiempo con una exactitud extrema.
Porque los corazones humanos también tienen sus noches, colmadas de una pasión tan salvaje como la pasión de conquista y de caza que anida en el corazón del ciervo o del lobo.
El poder humano siempre conlleva un ligero desprecio, apenas perceptible, hacia aquellos a quienes dominamos.
La realidad no es lo mismo que la verdad -respondió el general-. La realidad son sólo detalles.
Son muy pocas las personas cuyas palabras concuerdan con su existencia.
Entre los judíos, la familia es lo primero y sus miembros individuales vienen después, mientras que, entre los católicos, cada uno de los miembros vive sobre todo para sí mismo, y de sus emociones y sentimientos sobrantes deja caer a veces algo para los demás. Los judíos viven para la familia; los católicos, por la familia.
Ha intentado hacerse indiferente a los sentimientos mediante la razón, que es como intentar convencer con palabras y argumentos a un paquete de dinamita de que no explote.
Intento servir a los demás, lo que para mí constituye el único sentido de la vida.
Los jóvenes soviéticos de veinte o treinta años, instruidos en los campos de educación marxista-leninista, sólo se diferenciaban de los miembros salvajes y desprovistos de escrúpulos de las Juventudes Hitlerianas por sus rasgos físicos.
la vida no se puede soportar de otra manera que sabiendo que nos conformamos con lo que significamos para nosotros mismos y para el mundo.
Uno vive la vida... Y un día se da cuenta de si ha cumplido o no con su deber. Empiezo a creer que las decisiones fatales y grandiosas que determinan nuestro destino son mucho menos conscientes de lo que pensamos con posterioridad, en los momentos de reflexión, cuando las recordamos.
Uno siempre responde con su vida entera a las preguntas más importantes.
El hombre hace suyo un lugar no sólo con el pico y la pala, sino también con lo que piensa al picar y palear.
Los cónyuges conviven durante décadas entre el aburrimiento y la resignación, y se odian porque uno de los dos ha recibido una educación más refinada que el otro, porque coge el tenedor y el cuchillo con más gracia.
Quien habla mucho tiene algo que esconder; en cambio, quien calla con coherencia está convencido de algo.
Nunca son tan peligrosos los hombres como cuando se vengan de los crímenes que ellos han cometido.
El solitario se vuelve más insociable, aunque también se hace más fuerte. La soledad es un destino... Pero es capaz de descubrir fuentes de energía que no salen a la luz en los tiempos de autoengaño del optimismo o en las épocas de falsas esperanzas.
No existe ningún ser humano lo bastante fuerte e inteligente para evitar mediante palabras o acciones el destino fatal que le deparan las leyes inevitables de su propia naturaleza y carácter.
La pobreza y la enfermedad cambian de forma sorprendente el valor de los sentimientos y de las complicaciones emocionales.
En el fondo de todo amor, de todo cariño, de toda relación humana late el erotismo.
La vida se vuelve casi interesante cuando ya has aprendido las mentiras de los demás, y empiezas a disfrutar observándolos, viendo que siempre dicen otra cosa de lo que piensan, de lo que quieren en verdad... Sí, un día llega la aceptación de la verdad, y eso significa la vejez y la muerte.
La mayor parte de la gente no puede dar ni recibir amor porque es cobarde y orgullosa, porque tiene miedo al fracaso.
¿Qué es el matiz? La intensidad del sentimiento, la intimidad de la respuesta con que el eterno actor reacciona ante la situación en la eterna película, ante la situación del hombre y el mundo.
La sociedad no tolera asuntos privados si éstos presentan signos de rebelión.
Uno acepta el mundo, poco a poco, y muere.
Entre los fenómenos de la conciencia, el mecanismo de la memoria es, para mí, el milagro más temible y misterioso.
En ocasiones sueño que vuelvo a ser un niño, y un helado escalofrío me recorre la espalda, se me acelera el corazón, grito en medio del sueño, me despierto bañado por un sudor angustioso.
Hombres ricos y elegantes hay muchos. Señores, pocos.
El matiz es lo que al final constituye tu propia personalidad... lo singular, aquello que sólo es tuyo y en lo que no te repites ni compartes con nadie.
Una Europa económicamente unida, sin conciencia de su misión, no puede convertirse en una potencia mundial como lo fue durante siglos, cuando sí creía en sí misma y en su tarea.