Imágenes
Y aquel arrojarme a la tierra, aquel gritar alto el nombre en el silencio, era dulzura de sentirme vivo.
Salvatore Quasimodo
Esa sonrisa me ha salvado de llantos y dolores.
¿Acaso los poetas no están siempre del lado de la justicia?
En mi voz hay al menos un signo de geometría viva, en la tuya, una caracola muerta con lamentos fúnebres.
Un poco de sol, un estrellón de ángel, y luego la niebla; y los árboles, y nosotros hechos de aire en la mañana.
Otoño manso, yo me poseo y me inclino ante tus aguas para beber el cielo, suave fuga de árboles y abismos.
Profundo el camino sobre el que descendía el viento ciertas noches de marzo y nos despertaba desconocidos como la primera vez.
No me preparo para la muerte, conozco el principio de las cosas, el fin es una superficie por la que viaja el invasor de mi sombra. Yo no conozco las sombras.
Noche terrenal, en tu exiguo fuego me complací alguna vez y descendí entre los mortales.
La poesía es la revelación de un sentimiento, que el poeta cree que es personal e interior y que el lector reconoce como verdadero.
Mi soledad se queda a recordarte.
Hendido por un rayo de sol todo hombre está solo sobre el corazón de la tierra; de pronto, la noche que cierra.
El Sur está cansado de arrastrar muertos a la orilla de las ciénagas de malaria, está cansado de soledad, cansado de cadenas, está cansado en su boca de las blasfemias de todas las razas que han gritado muerte con el eco de sus pozos, que han bebido la sangre de su corazón.
Pero el hombre grita en cualquier parte la suerte de una patria.