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(Los libros) Que de verdad me gustan son esos que cuando acabas de leerlos piensas que ojalá el autor fuera muy amigo tuyo para poder llamarle por teléfono cuando quisieras.
Salinger
Todo lo que hace la gente es tan... No sé... No erróneo, ni siquiera malo, ni estúpido necesariamente. Pero sí tan pequeño y sin sentido y... Que inspira tristeza. Y lo peor es que si se vuelve bohemio o algo chiflado, está siendo conformista como todos los demás, sólo que de un modo diferente.
Verás, yo pongo la mano en la espalda de mi pareja, ¿No? Pues si me da la sensación de que más abajo de la mano no hay nada, ni trasero, ni piernas, ni pies, ni nada, entonces es que la chica es una bailarina fenomenal.
¿Sabes de qué me sonreía? Habías escrito que eras escritor de profesión. Me pareció el eufemismo más gracioso que jamás haya oído. ¿Desde cuándo el escribir es tu profesión? Nunca fue otra cosa que tu religión.
La miré un buen rato. Estaba dormida con la cabeza apoyada en la almohada y tenía la boca abierta. Tiene gracia. Los mayores resultan horribles cuando duermen así, pero los niños no. A los niños da gusto verlos dormidos. Aunque tengan la almohada llena de saliva no importa nada.
No sé por qué hay que dejar de querer a una persona sólo porque se ha muerto. Sobre todo si era cien veces mejor que los que siguen viviendo.
En el fondo se trataba de la mirada, no tan paradójica, de un amante de la intimidad que, cuando ha visto invadida su intimidad, no aprueba del todo que el invasor se levante y se vaya, un, dos, tres, así como así.
Tenía ganas de rezar o algo así, pero no pude hacerlo. Nunca puedo rezar cuando quiero. En primer lugar porque soy un poco ateo. Jesucristo me cae bien, pero con el resto de la Biblia no puedo.
Lo que haría sería hacerme pasar por sordomudo y así no tendría que hablar. Si querían decirme algo, tendrían que escribirlo en un papelito y enseñármelo. Al final se hartarían y ya no tendría que hablar el resto de mi vida. Pensarían que era un pobre hombre y me dejarían en paz.
Los peces son los que no se van a ninguna parte. Los peces se quedan en el lago. Esos sí que no se mueven.
Confía en tu corazón. Eres un artesano digno de crédito.
Me paso el día entero diciendo que estoy encantado de haberlas conocido a personas que me importan un comino. Pero supongo que si uno quiere seguir viviendo, tiene que decir tonterías de ésas.
Seymour dijo en una ocasión que todo lo que hacemos en nuestra vida es ir de un pedazo de tierra santa a otra.
Supongo que ningún escritor jamás se deshace de sus viejas corbatas amarillo azafrán. Tarde o temprano aparecen en su prosa y maldito lo que puede hacer al respecto.
Qué terrible es gritar te amo y que la otra persona en el otro extremo grite ¿qué?
Los poetas se toman siempre el tiempo tan a pecho. Siempre están metiendo sus emociones en cosas que no tienen ninguna emoción.
Me dieron una habitación inmunda con una ventana que daba a un patio interior, pero no me importó mucho. Estaba demasiado deprimido para preocuparme por la vista.
La voz humana conspira para profanar todo en la Tierra.
¿No es el verdadero poeta, el verdadero pintor un vidente? ¿No es en realidad el único vidente que tenemos sobre la tierra?
Las mujeres. ¡Dios mío! Le vuelven a uno loco. De verdad.
La vida es una partida y hay que vivirla de acuerdo con las reglas del juego.
El verdadero poeta no elige los materiales, el material claramente lo elige.
Si el sentimiento, en última instancia, no vuelve mentirosa a alguna gente, los abominables recuerdos seguro que sí.
No había más que darle un toquecito ligero en la espalda de vez en cuando. Y cuando se daba la vuelta movía el trasero a saltitos de una manera graciosísima. Me encantaba. De verdad. Para cuando volvimos a la mesa ya estaba medio loco por ella.
Yo tenía veintiún años y era tan independiente como sólo puede serlo un escritor joven, inédito, novato.
Los extremos son siempre arriesgados y normalmente funestos y los peligros de cualquier contacto prolongado con la buena poesía es formidable.
Soy un paranoico al revés. Siempre sospecho que la gente está planeando algo para hacerme feliz.
Lo que más me gusta de un libro es que te haga reír un poco de vez en cuando.
Lo que distingue al hombre insensato del sensato es que el primero ansía morir orgullosamente por una causa, mientras el segundo aspira a vivir humildemente por ella.
Ese es el gran problema. Nunca puedes encontrar un lugar que sea agradable y tranquilo, porque no existe. A veces puedes pensar que sí existe pero una vez que estas allí alguien se acerca sigilosamente y escribe -jódete- en tus propias narices.
No estás estropeando nada -dijo en voz baja-. Sólo me interesa averiguar a qué diablos te refieres. Quiero decir, ¿Es preciso ser un maldito tipo bohemio o estar muerto, por el amor de Dios, para ser un verdadero poeta?
Durante años estuve seguro de que el ratón vuelve cojeando a casa desde la rueda incendiada del parque de atracciones, con nuevos e infalibles planes para matar al gato.
Me parece muy gracioso que cada vez que el diablo anda suelto por aquí, siempre viene de ese lugar donde estás echado. Y siempre eres tú quien lo ocupa.
Dijo que no estaba equipado para la vida porque no tenía sentido del humor.
Estaba un poco nervioso. Empezaba también a excitarme, pero sobre todo tenía los nervios de punta. Si he de serles sincero les diré que soy virgen.
¿Se acuerda de la manzana que Adán comió en el jardín del Edén, como se cuenta en la Biblia? -preguntó-. ¿Sabe lo que había en esa manzana? Lógica. La lógica y además cosas intelectuales. Eso es lo único que tenía adentro.
La diferencia entre la alegría y la felicidad es que la alegría es un líquido y la felicidad un sólido.
Estaba guapísima. De verdad. Llevaba un abrigo negro y una especie de boina del mismo color. No solía ponerse nunca sombrero pero aquella gorra le sentaba estupendamente. En el momento en que la vi me entraron ganas de casarme con ella. Estoy loco de remate. Ni siquiera me gustaba mucho, pero nada más verla me enamoré locamente.
Me latía el corazón como si fuera a escapárseme del pecho. Al menos me habría gustado estar vestido. Es horrible estar en pijama en medio de una cosa así.
Me alegro de que inventaran la bomba atómica: así si necesitan voluntarios para ponerse debajo cuando la lancen, puedo presentarme el primero.