Imágenes
La persona se constituye por nuestras respuestas a las interpelaciones del amor.
Roger Garaudy
Lo que define al ateísmo es la reducción del hecho religioso al hecho humano: son los hombres los que han creado a los dioses.
La felicidad es conforme al amor.
El fin último de nuestra lucha histórica es la conquista de esta unidad del hombre, donde cada hombre sea a la vez técnico y filósofo, trabajador y poeta, maestro de su propio destino y señor de su propio futuro.
La felicidad comienza con la desposesión de sí y con la comunión con el todo.
La máscara africana, haciendo visible lo invisible, nos es más cercana y fraternal que la reconstrucción posesiva del mundo en el arte clásico, y la música concreta ayudándonos a unirnos o a fundirnos con el universo ambiente, nos es más atractiva que las grandes armonías en las cuales se expresa la dominación sin correspondencia del espíritu humano.
Nuestra civilización vive según el principio de los sofistas atenienses denunciados por Platón, a saber: tener los deseos más violentos posibles y encontrar el medio de satisfacerlos.
Mi vida de hombre comenzó cuando me convertí en militante revolucionario para realizar las exigencias de mi fe cristiana.
Nunca la filosofía, en su más noble sentido, ha tenido tanta importancia como en la era de Stalin.
El problema actual está en prolongar el movimiento inaugurado por Marx poniendo de nuevo en marcha la dialéctica bloqueada por el dogmatismo.
El amor es lo contrario de la justicia. Porque la justicia consiste en tratar a cada uno según lo que es; es decir, según su pasado, según lo que ha hecho. El amor rompe estas reglas del juego, estas reglas de orden. El amor es un factor de desorden. Es una apuesta sobre el futuro del hombre. Toda una vida puede ser subvertida por esta apuesta.
La angustia religiosa es, por una parte, la expresión de la angustia real y, por la otra, la protesta contra la angustia real.