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¡Ah, pobre Rosa burlada! ¿Cómo no pudiste comprender que la pureza y la inocencia por sí solas son malos centinelas de la castidad?
Rodolphe Töpffer
La mujer, por su corazón, por su debilidad, por su pudor, en una palabra, por su condición misma, ve en seguida y mucho mejor allí donde el hombre con su razón, experiencia y ciencia adquirida alcanza a ver menos y mucho más tarde.
Soy de opinión que los malvados son siempre menos fuertes para hacer daño, cuando, en vez de aguardarlos, nos encaramos osadamente con ellos.