Imágenes
A veces he soñado un ideal y es que la vida humana vivida a fondo, con fuerza, con decisión, podría convertirse en un traslado de un punto de intensidad a otro punto de intensidad.
Roberto Juarroz
Una hoja en el árbol, justifica al árbol. Pero un árbol sin hojas lo justifica todo.
La poesía es una visionaria y arriesgada tentativa de acceder a un espacio que ha desvelado y angustiado siempre al hombre: el espacio de lo imposible, que a veces parece también el espacio de lo indecible.
Pero todo corazón es un testigo y una segura prueba de que la vida es una escala inadecuada para trazar el mapa de la vida.
Callar en algún sitio de uno mismo y callar en algún sitio de otro, para que el amor no cambie de nombre.
Pienso que en este momento tal vez nadie en el universo piensa en mí, que solo yo me pienso, y si ahora muriese, nadie, ni yo, me pensaría.
Una red de mirada mantiene unido al mundo, no lo deja caerse.
¿No llegará la noche, o quizá algo más hondo, a formarle otro cuerpo, otra privada selva de minúsculos signos, donde pueda, sin tiempo, su alucinante pérdida ser un sitio ya inmóvil entre manos amantes?
Un laberinto sólo se encuentra en otro laberinto.
Lo único que puede completar al hombre es su expresión. El ser humano es casi todo expresión. Que se entienda de una vez: el extremo de esa cualidad básica, esencial del hombre, que es expresarse, es la poesía. La mayor intensidad y también la mayor necesidad de la expresión.
Hay palabras que son como una fiesta que cae del asombro de los pájaros.
Imaginar una lámpara hasta encenderla.
El centro del amor no siempre coincide con el centro de la vida.
El hombre apenas soporta el lenguaje doblemente despierto de la poesía, que siempre pone en crisis y desconcierta con su coraje insólito, aunque empiece muchas veces en lo más cercano, como todo empieza en lo más cercano, desde el amor hasta el infinito.
Me has enseñado a no cortar las flores. He sospechado que tú eres cómplice de su crecimiento.
Zen es aquello que más se aproxima, dentro de lo que yo he encontrado, a la dinámica más íntima de la creación poética. Porque mediante el impacto de la imagen (en apariencia absurda) provoca la iluminación.
Entiendo que la poesía es siempre una persecución de lo imposible, una búsqueda del revés de las cosas, un amoroso exorcismo de la nada.
Apagar una luz me deslumbra más que encenderla.
No se trata de hablar, no se trata de callar: se trata de abrir algo entre la palabra y el silencio.
Siempre es un instante, un instante de plenitud, lo que nos señala o nos sitúa con los ojos abiertos en la realidad más suelta, más ilimitada.
Tal vez fuera preciso moderar, recortar el existir y retener la prepotencia de ser uno.
En toda obra hay altibajos. Hay momentos de ascenso y de caída y eso es lo único que puede reflejar la poesía, porque la vida es así. A un segmento de caída sucede otro de plenitud.
No nos mata morir: nos mata haber nacido.
Aunque pierda mi nombre y yo no responda ya a su llamado, volveré siempre al lugar donde tú lo pronunciabas.
Solamente si has perdido tu pérdida, cortaremos el hilo para empezar de nuevo.
Allí donde la luz no alumbra, tal vez alumbre la sombra.
La obra del olvido prueba que recordar es fácil y olvidar difícil.
De todas las doctrinas orientales, de todas las corrientes del ser oriental (para no usar únicamente el término pensamiento), el Zen, el inclasificable Zen es aquello que más se aproxima, dentro de lo que yo he encontrado, a la dinámica más íntima de la creación poética. Porque mediante el impacto de la imagen (en apariencia absurda) provoca la iluminación.
La poesía consiste, de alguna manera, en dar a todas las lenguas las palabras que les faltan, las palabras que el idioma común no puede decir.
El poeta es un cultivador de grietas. Fracturar la realidad aparente o esperar que se agriete, para captar lo que está más allá del simulacro.
La gente cree que el poeta es más bien un individuo enflaquecido, soñador, que vive en la evasión. No: vive en la mayor realidad posible. La poesía, para mí, es el mayor realismo posible.
Tu ausencia me suelta una piel imposible, que sólo viviría en la temperatura que se fue con tus manos.
La imaginación es la verdadera historia del mundo.
La soledad es la usanza más difícil pero es la única y legítima madre, porque en ella se encuentra no sólo el amor a lo que existe sino también el amor a lo que no existe.