Imágenes
El valor moral es menos común que la valentía en la batalla o una gran inteligencia.
Robert Kennedy
El progreso es una bonita palabra. Pero el cambio es su motivador. Y el cambio tiene sus enemigos.
El futuro no es un regalo, es una conquista.
Solo aquellos que se atreven a arriesgar mucho, pueden lograr mucho.
La gente dice que soy despiadado. No soy despiadado. Y si encuentro al hombre que me llama despiadado, voy a destruirlo.
El problema del poder es cómo lograr un uso responsable de él sin caer en la irresponsabilidad y la indulgencia.
La crítica más aguda a menudo va de la mano con el más profundo idealismo y el amor a la patria.
Cuando los hombres toman la ley en sus propias manos, el perdedor es la ley. Y cuando el que pierde es la ley, la libertad pierde.
Cada generación hace su propia contabilidad para sus niños.
Cada sociedad tiene el tipo de criminal que se merece.
No te enfades, véngate.
Sabemos que si a un hombre se le niegan sus derechos, los derechos de todos están en peligro.
Algunos hombres ven las cosas como son y dicen por qué. Yo, en cambio, veo cosas que todavía no son, y digo, ¿por qué no?
Las crueldades y los obstáculos de este planeta, que cambia velozmente, no cederán ante dogmas obsoletos y consignas agotadas.
Castigo no es prevención.
Vivimos en un mundo revolucionario y, por lo tanto, como he dicho en América Latina, Asia, Europa y Estados Unidos, son los jóvenes quienes deben tomar la iniciativa.
El futuro no es un regalo: es un logro. Cada generación ayuda a hacer su propio futuro. Este es el reto esencial del presente.
Debemos reconocer la plena igualdad de todas las personas ante Dios y ante la ley, y en los cuerpos gubernamentales. Debemos hacerlo no porque resulte ventajoso económicamente, aunque lo es; no porque las leyes de Dios así lo dispongan, aunque así lo disponen, y no porque las gentes de otras tierras así lo deseen. Tenemos que hacerlo por la razón única y fundamental de que es lo correcto.
Debemos dedicarnos a lo que escribieron los griegos hace tantos años: a domesticar el salvajismo del hombre y hacer amable la vida de este mundo.
Solo el hombre prosaico se aferra todavía a la oscura y ponzoñosa superstición de que el mundo se acaba en la colina más cercana, su universo llega hasta la orilla del río, su humanidad queda encerrada en el estrecho círculo de aquellos que comparten su ciudad, sus puntos de vista o el color de su piel.
La vida en libertad propone fines, pero no prescribe medios.
Las tragedias son una herramienta para ganar sabiduría en la vida, no una guía para vivir.
Soy el séptimo de nueve hijos. Cuando uno no es de los primeros, aprende a luchar para sobrevivir.
Cada vez que un hombre defiende un ideal, actúa para mejorar la suerte de otros, o lucha contra una injusticia, transmite una onda diminuta de esperanza.
No se tienen en cuenta las realidades de la fe, la pasión y las creencias; fuerzas éstas que en última instancia son más poderosas que todos los cálculos de nuestros economistas o de nuestros generales.
Una quinta parte de las personas están en contra de todo durante todo el tiempo.