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Nada más peligroso para los hombres comunes que la flatulencia de los monarcas.
Robert Burton
¿Quién no puede dar buenos consejos? Es barato, no cuesta nada.
La principal causa de la melancolía es el ocio; no hay mejor remedio que la actividad.
La ociosidad es un apéndice de la nobleza.
Por nuestra ignorancia no sabemos las cosas necesarias; por el error las sabemos mal.
La pluma puede llegar a ser más cruel que la espada.
La esperanza y la paciencia son dos soberanos remedios para todo, son el descanso más seguro y el más blando cojín sobre los cuales podemos reclinarnos en la adversidad.
Una buena conciencia es una fiesta permanente.
Todos los poetas son locos.
Allí donde Dios tiene un templo, el demonio suele levantar una capilla.
No hay otra causa mayor de melancolía que la pereza; ni otra cura mejor que el trabajo.
Uno no se enamoró nunca, y ése fue su infierno. Otro, sí, y ésa fue su condena.
La pobreza es el patrimonio de las musas.
Una palabra hiere más profundamente que una espada.
El que vive según las prescripciones del médico, vive miserablemente.
Muchas cosas suceden entre la taza y el labio.
Quien se desploma desde lo alto de una montaña no corre tanto peligro como quien se hunde en el golfo del amor.
Si existe un infierno en la tierra, lo encontraréis en el corazón de un hombre melancólico.
Una religión es tan cierto como la otra.
Se puede decir nada más que lo que ha sido ya dicho.