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Es prudente no fiarse por entero de quienes nos han engañado una vez.
René Descartes
Si no está en nuestro poder el discernir las mejores opiniones, debemos seguir las más probables.
Cuando se tiene menos estima del objeto amado que de si mismo, no se tiene por él más que un simple cariño cuando se le estima igual que a sí, ahí está la amistad, y cuando se le estima más, a esa pasión la podemos llamar devoción.
Para mejorar nuestro conocimiento debemos aprender menos y contemplar más.
Sería absurdo que nosotros, que somos finitos, tratásemos de determinar las cosas infinitas.
La principal perfección del hombre consiste en tener libre arbitrio, que es lo que le hace digno de alabanza o censura.
Las almas grandes son capaces tanto de los mayores vicios como de las más excelsas virtudes.
El mayor bien que puede existir en un Estado es el de tener verdaderos filósofos.
¡Mi único deseo es conocer el mundo y las comedias que en él se representan!.
Yo pienso, por lo tanto yo soy.
No hay nada que esté enteramente en nuestro poder más que nuestros pensamientos.
Con frecuencia, una falsa alegría vale más que una tristeza cuya causa es verdadera.
Yo soy, yo existo, es necesariamente verdadera, cuantas veces la pronuncio o la concibo en mi espíritu.
Por método entiendo aquellas reglas ciertas y fáciles cuya rigurosa observación impide que se suponga verdadero lo falso, y hace que sin consumirse en esfuerzos inútiles y aumentando gradualmente su ciencia el espíritu llegue al verdadero conocimiento de todas las cosas accesibles a la inteligencia humana.
Pensaré que el cielo, el aire, la tierra, los colores, las figuras, los sonidos y las demás cosas exteriores, no son sino ilusiones y ensueños, de los que él se sirve para atrapar mi credulidad.
No admitas jamás cosa alguna como verdad sin haber conocido con evidencia que así era; es decir, evitar con sumo cuidado la precipitación y la prevención, y no admitir en mis juicios nada más que lo que se presente tan clara y distintivamente a mi espíritu, que no tuviese motivo alguno para ponerlo en duda.
Tratar de vencer todas las dificultades y errores que nos impiden llegar al conocimiento de la verdad, es dar verdadera batalla; y equivale a perder una de ellas el no conseguir sino una idea falsa acerca de una materia algo general e importante.
Tan pronto como los años me permitieron salir de la sujeción de los maestros, abandoné totalmente el estudio de las letras y me resolví a no buscar otra ciencia que la que pudiese encontrar en mí mismo o en el gran libro del mundo, empleando el resto de mi juventud en viajar.
Sentir no es otra cosa que pensar.
Me presento disfrazado.
Hasta una falsa alegría suele ser preferible a una verdadera tristeza.
Conviene tener en cuenta que muchas creencias se apoyan en el prejuicio y en la tradición.
Ser incapaz de entusiasmo es señal de mediocridad.
Pienso y dudo, luego existo.
Sólo dos cosas contribuyen a avanzar; ir más aprisa que los demás, y seguir el buen camino.
No aceptes nunca como verdadera una cosa si no lo es para ti evidentemente. O sea: evita la precipitación.
Acontece con frecuencia que aquellos que tienen un espíritu más mezquino, son los más arrogantes y soberbios; del mismo modo que los ánimos más nobles son los más modestos y humildes.
La naturaleza aborrece el vacío.
La razón o el juicio es la única cosa que nos hace hombres y nos distingue de los animales.
La filosofía es la que nos distingue de los salvajes y bárbaros; las naciones son tanto más civilizadas y cultas cuanto mejor filosofan sus hombres.
Mejor que buscar la verdad sin método es no pensar nunca en ella, porque los estudios desordenados y las meditaciones oscuras turban las luces naturales de la razón y ciegan la inteligencia.
Los viajes sirven para conocer las costumbres de los distintos pueblos y para despojarse del prejuicio de que sólo es la propia patria se puede vivir de la manera a que uno está acostumbrado.
Cuando alguien me ha ofendido trato de elevar mi alma muy alto para que la ofensa no la alcance.
Cuando uno emplea demasiado tiempo en viajar, llega a ser finalmente extranjero en su propio país.
El buen sentido es lo que mejor repartido está entre todo el mundo, pues cada cual piensa que posee buena provisión de él.
Conducir con orden mis pensamientos, empezando por los objetos más simples y más fáciles de conocer, para ascender poco a poco, gradualmente, hasta el conocimiento de los más complejos, y suponiendo incluso un orden entre ellos que no se parecen naturalmente unos a otros.
No quiero ni siquiera saber si antes de mí hubo otro hombre.
Eso de haber de abismarse en la incertidumbre y desesperar de la verdad, es un triste y miserable refugio contra el error.
La lectura es una conversación con los hombres más ilustres de los siglos pasados.
Conversar con los personajes de otras épocas es casi como viajar.