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Con paciencia los impacientes son vencidos y superados.
Ramon Llull
No sepa tu socio de ti más de lo que tú sepas de él.
Enemigo que lo es por tus vicios, háztelo amigo por tu virtud.
Hay muchos perezosos que lo son sin saberlo.
No tengas amistad con quien tenga poderosos enemigos.
Si la ciencia del derecho quedara reducida a principios generales, se aprendería enseguida.
Amar es un mar alborotado de olas y vientos sin puerto ni ribera.
Como lo que sabes no es tanto como lo que no sabes, no hables mucho.
La diligencia pronto compra y de prisa vende.
Quien vive modestamente, descansa en su mismo trabajo.
Proporción es belleza en el orden de las medidas.
El mercader inteligente no compra mucho a uno solo.
Palabra cortés es significación de amable pensamiento.
Los caminos de la lealtad son siempre rectos.
El caballero es el hombre que, valiéndose de la fuerza, trabaja por la paz.
El médico sabe por los libros y demuestra por la experiencia.
Mayor bien puedes hacer en un día estando con Dios, que en mil años estando contigo mismo.
Dar es acercarse a la riqueza, tomar es acercarse a la pobreza.
El soberbio no se conoce a sí mismo ni conoce a nadie.
Como es más lo que ignoras que lo que sabes, no hables mucho.
La paciencia comienza con lágrimas y, al fin, sonríe.
Con tu amigo nunca juegues.
Quien sirve a señor malo se acostumbra al mal y pierde el tiempo.
Pobre es quien recibe, y no da.
Ira es multiplicación de querer y no querer.
Quien obedece por amor, no vive en cárcel dura.
Con el buen vecino, familiaridad en su casa; con el malo, en la calle.
Conoce la intención del hombre, y tendrás conocimiento del hombre.
Huye más todavía de un pueblo perverso que de un príncipe inicuo.
La prudencia espera, la imprudencia huye.
A cualquier precio adquiere la heredad del mal vecino.
El que es leal eleva su mirada con humildad, y el que es desleal, con soberbia.
Hay más casos que escribanos.
El que es compasivo no ríe muy a menudo.
El médico dispone, y la naturaleza obra.
El médico ha de señalar lo que sobra y lo que falta.
La diligencia gasta pocas palabras y necesita pocas viandas.
Con amor admite la intimidad de la mujer buena; teme la de la mujer mala.
Después de gran guerra, gran paz; después de paz débil, gran guerra.
La imaginación imagina de noche aquello que no haya de día.