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El dolor era lo que nadie quería tener, de ahí que todo se adornase con algodones, que todo perdiera realismo, que todo fuera falso.
Ramón Cerdá
La soledad no se puede compartir porque dejaría de ser soledad. La soledad es algo íntimo. Tal vez lo único que es propiedad de quien la posee.
Las religiones no son más que sustitutas de otras creencias mucho más básicas y más antiguas.
La verdad no siempre es lo mejor. La verdad podría suponer hurgar en alguna vieja herida. Podría destrozar muchas cosas. La verdad, muchas veces puede ser digna de temor, no siempre es bueno saberlo todo.
Tal vez todo se limitase a algo tan sencillo como ser la ficha de un juego cósmico. ¿No se sentirían así las piezas del ajedrez cada vez que eran puestas sobre el tablero? ¿Como si comenzasen una nueva vida y cada vida suya fuese una batalla?
Si bien el dinero, o mejor dicho la estabilidad económica es importante para una familia, también es cierto que no es lo fundamental para conseguir la felicidad.
El cuerpo y la mente, no siempre actúan de forma coherente y lógica, y en todo comportamiento humano se mezclan instintos ancestrales con intentos racionales de querer entender todo lo que nos rodea.
Se sentía bien pudiendo escupir o tirándose un pedo cuando le apetecía sin tener que guardar ninguna absurda norma de urbanidad.
Al fin y al cabo la atracción entre dos personas es algo indefinible, algo que podría llegar a ser incluso inconmensurable sin razón aparente. Podía tener únicamente una causa genética o quizás de mera supervivencia de la especie.
La vida es también compartir y hay que aprender a vivir sin tantos agobios, y trabajar, pero sin excesos.
Nos acomodamos con lo que tenemos y pensamos que si hacemos algo para cambiar, siempre será para peor y acabaremos perdiendo lo que tanto tiempo nos ha costado conseguir.
Pero la soledad cuando una no la ha buscado como opción de vida, es cruel. Muy cruel. Es algo que te reconcome por dentro y te llena de desazón.
La soledad le gustaba, pero le gustaba mientras podía controlarla, mientras era él quien decidía aislarse y mantenerse a solas del mundo, pero cuando necesitaba compañía se daba cuenta de que vivir solo resultaba triste, reconfortante a veces, pero triste las más de las ocasiones.
A veces nos obsesionamos por la imagen, por vivir muchos años, por el éxito, por los bienes materiales, cuando en realidad la vida es, o debiera de ser, mucho más sencilla que eso.
El amor y el sexo, como tantas otras cosas, son como la Luna, que si no está creciendo es que está menguando.
Las personas sufrimos mucho más por lo que podemos perder que por lo que no podemos conseguir,
El amor es pura química, mera atracciónsexual, muchas veces irresistible, en la que la naturaleza nos utiliza a nosotros como marionetas, y una vez cumplida la función de apareamiento y pasado un tiempo prudencial para el cuidado de los posibles retoños fruto del éxtasis sexual, la química va desapareciendo.
Tal vez si contestaran a las preguntas de sus amos dejarían de ser el mejor amigo del hombre.
Las personas tenemos tendencia a infravalorar lo que ya tenemos y a sobrevalorar lo que no podemos alcanzar.
Sería maravilloso poder estar sola siempre que a una le apeteciese, y poder volver a la compañía de los suyos en cualquier momento sin verse obligada a dar demasiadas explicaciones del por qué de su enclaustramiento temporal.
El maldito sentimiento de hacer el ridículo que tantas veces nos cierra la boca como si estuviera cosida con hilo de esparto.
Cuántas horas perdidas en los estudios con los codos sobre la mesa con el único fin de aprobar un examen inútil.
Los perros tienen la virtud de que lo escuchan a uno, pero lamentablemente nunca contestan, aunque tal vez sea mejor así. Tal vez si contestaran a las preguntas de sus amos dejarían de ser el mejor amigo del hombre.
La verdad, muchas veces puede ser digna de temor, no siempre es bueno saberlo todo.
Está claro que la naturaleza de las personas nos hace a veces insaciables, y cuanto más ha conseguido uno, más ansía conseguir.
Los hombres, en su debilidad acababan cediendo, siempre cedían porque su voluntad se anulaba ante los encantos de cualquier mujer con malas intenciones.
La encontré porque es muy fácil encontrar justificaciones cuando se le puede echar la culpa a otra persona y esta no tiene la oportunidad de defenderse, de desmontar tus argumentos, cuando lo que piensas no puede volverse en tu contra porque nadie te puede llevar la contraria, porque en definitiva nadie escucha tus razonamientos.
Vivir para acabar muriendo, eso era todo, y en el transcurso de la vida, huir a toda costa del dolor.