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No hay remordimiento más triste que el de no haber pecado.
Rafael Barrett
Alzaos hacia la claridad sagrada, convenceos de que el trabajo es lo único fecundo, de que contra él son impotentes el destino, el azar y hasta los dioses, si dioses hay. Convenceos de que la paz es más heroica que la guerra. Preparémonos a vivir y a morir sin miedo.
¿Qué es necesario para matar? Bien poca cosa: un arma y una cobardía.
El débil no concibe bien sino la fuerza. Es preciso ser fuerte para comprender que más allá de la fuerza hay algo.
Como trabajador que soy, tiemblo a la idea de que un químico humanitario y genial descubra una alimentación baratísima. Si bastan diez centavos al día para no perecer, el salario corriente del obrero en los distritos de alta civilización será de diez centavos con toda evidencia, y los demás salarios -incluso el mío- se resentirán de una ciencia tan misericordiosa.
Buscad el origen o el resultado de vuestra felicidad, y encontraréis la desgracia ajena.
Una sublevación de cuarteles ha lanzado del poder a un partido y ha instalado a otro. Esta operación ha necesitado ciento cincuenta heridos y sesenta muertos.
¡Siempre la habilísima estratagema de convertir en cuestiones de beneficencia las cuestiones de derecho!
Nada detiene a una raza animada de ideas que no se doblan, y sostenida por el austero afán de guardarse idéntica a sí misma. Nada, ni el acero de las armas, ni el oro de las opulencias, salva a una raza que pierde el carácter.
Al luchar y al vencer colaboramos en la obra enorme, y también colaboramos al ser vencidos.
Todos los pobladores saben leer y escribir en China; en ningún sitio arrastran las masas tan lamentable existencia.
El mate lo ha escuchado todo, lo ha adivinado todo, confidencias terribles, esperanzas siempre abatidas, juramentos sombríos. Aplicadle el oído, y percibiréis en él las mil voces confusas del inmenso pasado, como en el viejo caracol los rumores del mar.
Quiero la idea que avanza hacia lo desconocido sin mirar atrás; la idea clavada en las entrañas del misterio, en el fondo del agujero donde sólo cabe una mano.
El amor cruel es mentira. No hay amor donde no hay piedad. ¿Qué es el amor más elevado, sino una piedad devoradora?
Dichoso el día en que ni la fortuna ni la miseria se hereden.
La civilización no consiste en exportar mucho, ni en caminar de prisa, ni en escribir con ortografía. Consiste en la dulzura de las costumbres, en el amor y en la tolerancia, en la elevación nativa de los sentimientos y de las ideas.
La tortura ha desaparecido del Código. Cosa diferente es que desaparezca de las costumbres.
Él ha salido a la vida, y ha explicado la vida. Ha abierto los ojos, y ha creado la luz.
Ha nacido y ha llorado; ¡Admirable lección, fenómeno extraordinario!
La esencia del periodismo es dramática. El periodista auténtico oculta lo suyo y revela lo ajeno; reúne en sí las vibraciones dispersas y las transmite; semejante al cómico, desaparece bajo la realidad que nos transfiere.
No debemos juzgar su mal, debemos curarlo.
Por el mate se absorben casi todas las medicinas silvestres. Mediante el mate se enamora, se mata y se embruja.
Los ignorantes se figuran que anarquía es desorden y que sin gobierno la sociedad se convertirá siempre en el caos. No conciben otro orden que el orden exteriormente impuesto por el terror de las armas.
Las pasiones, bajo la elegancia y la serenidad de los modales, son más hondas y más despiadadas.
Lo verdadero es objeto de la ciencia; empleado en la utilidad común cambia de siglo en siglo. Lo real, objeto de la sabiduría es asunto que atañe directamente a cada uno de nosotros, Lo verdadero es exterior, lo real, interior. De lo verdadero nos servimos; de lo real vivimos, o por mejor decir, lo real es lo que vive.
Descubrir la energía interior y entregarla para renovar el mundo; he aquí el altruismo.
Es que el amor abre el entendimiento, revela lo invisible, y el seudo amante ignora que ante el amor la muerte es pequeña y transitoria.
Si suprimiéramos el oro ¿qué motivo de acción nos restaría? Sin terror ¿qué nos sacaría de la inmovilidad? Inventaríamos el amor, la solidaridad de los esfuerzos; descubriríamos que el egoísmo, o sea la repulsión recíproca, no es mejor cemento para dar cohesión y eficacia a la sociedad... graves inconvenientes, utopías, locuras. Si hay algo prácticamente absurdo, es el sentido común.