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Prefiero renunciar a un amigo que a un dicho.
Quintiliano
La brevedad es loable cuando no se dice más ni menos de lo necesario.
Del maldiciente al malhechor sólo media la ocasión.
No vivo para comer, sino que como para vivir.
Menos trabajo hay en vivir bien que mal.
No es tan dañoso oír lo superficial como dejar de oír lo necesario.
Dejo a un lado las amistades, que trabadas como con lazos de religión, duran hasta la vejez; porque el tener unos mismos estudios no es menos estrecho vínculo que profesar una misma religión.
Aunque la ambición sea en si misma un vicio es, con frecuencia, causa de virtudes.
Algunos hablan demasiado, pero sin decirlo todo.
La conciencia vale por mil testigos.
Mucho más se desea lo que se veda.
Excusamos nuestra pereza, so pretexto de la dificultad.
El que pretende pasar por sabio entre los necios, pasa por necio entre los sabios.
La ambición es un vicio, pero puede ser madre de la virtud.
Lo que en algunos se llama libertad, en otros se conoce como libertinaje.
Ese débil método de educación al que solemos llamar indulgencia, destruye toda la fuerza del alma y del cuerpo.
No muchas cosas, sino mucho.
Los malos hábitos es más fácil romperlos que enmendarlos.
Bastante riqueza es no desear más.
A eso que algunos llaman libertad, otros llaman licencia.
Nada es más peligroso para el hombre que un rápido cambio de estado.
Desde el comienzo puede asegurarse el fin.
Van mal los asuntos humanos cuando queda solamente la fe en los asuntos materiales.
Aunque la ambición sea un vicio, no obstante, a menudo es causa de virtud.
Lo que no ayuda, estorba.
El que miente necesita tener buena memoria.
A la mayor parte de los niños no les falta ingenio, sino aplicación.
Las riquezas están donde están los amigos.