Imágenes
La autoridad es la corona de la vejez.
Plutarco
La amistad verdadera requiere tres cosas; la virtud para ser honesta, la conversación para ser agradable y la utilidad porque le es necesaria.
El verdadero sabio sólo es riguroso consigo mismo; con los demás es amable.
... el desequilibrio entre ricos y pobres es la enfermedad más antigua y más grave de todas las repúblicas.
La amistad es animal de compañía, no de rebaño.
El alma más fuerte y mejor constituida es la que no se enorgullece ni se enerva con los éxitos y a la que no abaten los reveses.
Los malvados no necesitan del castigo de Dios ni de los hombres, porque su vida corrompida y atormentada es para ellos un castigo continuo.
La fortuna no está hecha para los poltrones y para alcanzarla, antes que mantenerse bien sentado hay que correr tras ella.
Sería lo mismo motejar a Heracles de tímido, que acusar a Catón de avaro.
Un pueblo que quiere ser feliz no ha de menester las conquistas.
Para la plebe, el mayor honor de parte de los más poderosos es el que no la desprecien.
Los cazadores atrapan las liebres con los perros, muchos hombres atrapan a los ignorantes con la adulación.
Tenemos que vivir, y no sólo existir.
Sujetarse a las reglas de la razón es la verdadera libertad.
Más quisiera ser el primero entre éstos, que el segundo en Roma.
Es cosa deseable tener una buena ascendencia, pero la gloria pertenece a nuestros antepasados.
Las arañas atrapan a las moscas y dejan huir a las avispas.
Quien en zarzas y amores se metiere, entrará cuando quiera, mas no saldrá cuando quisiere.
El odio es una tendencia a aprovechar todas las ocasiones para perjudicar a los demás.
El charlatán pretende hacerse amar y sólo consigue ser aborrecido; quiere ser obsequioso y no logra sino hacerse importuno; busca el que se le admire, y se pone en ridículo; gasta para no recoger; ofende a su amigo, sirve a sus enemigos y trabaja en su propia ruina.
Esclavos de los más ruines, a trueque de mandar a los mejores.
El amor nos enseña todas las virtudes.
Las mujeres, cuando aman, ponen en el amor algo divino. Tal amor es como el sol, que anima a la naturaleza.
El espíritu infantil no es un vaso que tengamos que llenar, sino un hogar que debemos calentar.
Lo que hagas sin esfuerzo y con presteza, durar no puede ni tener belleza.
La verdadera amistad busca tres cosas: la virtud, por honesta; el diálogo, como deleite; y la utilidad, como necesidad.
Los más sufrimos peor las malas palabras que las malas obras, porque es más difícil llevar el desprecio que la pérdida.
La lectura hace al hombre completo, la conversación lo hace ágil, la escritura lo hace exacto.
El ojo del amo engorda al caballo.
Confía en el tiempo: es el más sabio de todos los consejeros.
La maldad aún con nobleza es digna de desprecio.
Para saber hablar es preciso saber escuchar.
Pocos hombres son llamados para gobernar ciudades o imperios; pero cada cual está obligado a gobernar sabia y prudentemente su familia y su casa.
El sabio sólo usa de acritud contra sí mismo, y es amable con los demás.
Disfrutar de todos los placeres es insensato; evitarlos, insensible.
La prosperidad no es una medida; sólo la adversidad sirve para pesar a los amigos.
Ser ignorante de los hombres célebres de antaño es como continuar en la niñez después que hemos crecido.
¡Cuán cierto es que la fortuna está muy fuera del alcance del juicio humano, y que respecto a ella nada sirven nuestros raciocinios!
La bebida apaga la sed, la comida satisface el hambre; pero el oro no apaga jamás la avaricia.
Navegar es necesario, vivir no lo es.