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En una democracia no se es, en realidad, ciudadano por ser hijo de ciudadano; para serlo es de todo punto necesario en derecho, independientemente de la cualidad de ingenuo, haber elegido el sistema liberal.
Pierre Joseph Proudhon
Quien dice socialismo en el buen y verdadero sentido de la palabra, dice naturalmente libertad del comercio y de la industria, mutualidad del seguro, reciprocidad del crédito, del impuesto, equilibrio y seguridad de las fortunas, participación del obrero en los destinos de las empresas, inviolabilidad de la familia en la transmisión hereditaria.
Entre tantas constituciones como la filosofía propone y la historia presenta ensayadas, no hay sino una que reúna las condiciones de justicia, orden, libertad y duración, sin las que no pueden subsistir ni la sociedad ni el individuo.
El pueblo es también uno de los poderes del Estado, el poder cuyas explosiones son más terribles.
Las máquinas, lo mismo que la división del trabajo, en el actual sistema de la economía social, son a la vez fuente de riqueza y causa permanente y fatal de miseria.
Todo Estado es anexionista por naturaleza. Nada le detiene en su marcha invasora, como no sea el encuentro de otro Estado. Los más ardientes apóstoles del principio de las nacionalidades no vacilan en contradecirse, si lo exigen los intereses y, sobre todo, la seguridad de su patria.
Si monarquía es el martillo que aplasta al pueblo, la democracia es el hacha que lo divide; ambas matan igualmente la libertad.
No más partidos, no más autoridad, libertad absoluta del hombre y del ciudadano: esta es mi profesión de fe social y política.
La propiedad es un robo.
La paz obtenida con el filo de la espada no es más que una simple tregua.
Las mujeres son seres de cabellos largos e ideas cortas.
La democracia no es más que un poder arbitrario constitucional que ha sustituído a otro poder arbitrario constitucional.
El derecho es para cada uno la facultad de exigir de los otros el respeto a la dignidad humana en su persona.
La anarquía es el orden.
Quienquiera que ponga su mano sobre mí para gobernarme es un usurpador y un tirano y le declaro mi enemigo.
El orden político descansa en dos principios conexos, opuestos e irreductibles: la autoridad y la libertad... ni la autoridad ni la libertad pueden constituirse aparte, ni dar origen a un sistema que les sea exclusivamente propio; lejos de esto, se hallan condenadas a hacerse perpetuas y mutuas concesiones.
Los judíos, otra vez los judíos, ¡siempre los judíos! Bajo la República, al igual que bajo Luis Felipe y bajo Luis XVI, estamos a la merced de los judíos.
El orden político descansa fundamentalmente en dos principios contrarios: la Autoridad y la Libertad. El primero inicia; el segundo determina.
El sistema centralista es muy bueno con respecto al tamaño, la simplicidad y la construcción: le falta sólo una cosa -el individuo deja de pertenecerse a sí mismo en tal sistema-, no puede apreciar su propio valor, su vida, y nadie se da cuenta de él.
El Viejo Mundo está en proceso de disolución. Uno sólo puede cambiarlo a través de una revolución integral de las ideas y de los corazones.
Todos los gobiernos de hecho, cualesquiera que sean sus motivos o reservas, están reducidos a la una o la otra de estas dos fórmulas: Subordinación de la autoridad a la libertad, o subordinación de la libertad a la autoridad.
La demagogia es la hipocresía del progreso.
La libertad no es hija del orden sino su madre.
Leyes: Sabemos lo que son, y lo que valen. Son telarañas para los ricos y poderosos, cadenas de acero para los pobres y débiles, redes de pesca en las manos del gobierno.
El comunismo es la explotación del fuerte por el débil. En el comunismo la desigualdad se forma al poner lo mediocre al lado de lo excelente.
El suicidio es una bancarrota fraudulenta.
La noción de anarquía en política es tan racional y positiva como cualquier otra. Esto significa que una vez que la industria se ha hecho cargo de las funciones políticas, entonces las transacciones comerciales por sí solas producen el orden social.