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La tarea del marketing es descubrir las necesidades insatisfechas y preparar las soluciones satisfactorias.
Philip Kotler
No se vende mediante el precio, se vende el precio.
Hoy día hay que correr más rápido para mantenerse en el mismo lugar.
Debe identificar, evaluar y seleccionar las oportunidades de mercado y establecer estrategias para adquirir relevancia si no predominio en sus mercados objetivo.
Los clientes compran a la empresa que, desde su punto de vista, ofrece el valor más alto entregado al cliente.
La mejor publicidad es la que hacen los clientes satisfechos.
Las necesidades se convierten en deseos cuando se dirigen a objetos específicos que podrían satisfacerlas.
La tarea de la empresa consiste en examinar sus costos y desempeños en cada una de las actividades que crean valor, y buscar formas de mejorarlas.
Los gerentes deben pensar acerca de lo que ha sucedido, de lo que está sucediendo y de lo que podría suceder. Los gerentes deben establecer las metas y llegar a un acuerdo. Las metas se deben comunicar a todos.
El marketing es el arte de encontrar, desarrollar y aprovechar las oportunidades.
La organización de marketing tendrá que redefinir su papel: ya no manejar las interacciones con los clientes, sino integrar todos los procesos de la empresa que tienen que ver con los clientes.
El vendedor de éxito se preocupa primero por el cliente, y luego por los productos.
El marketing se ocupa de identificar y satisfacer las necesidades humanas y sociales. Una de las definiciones más cortas de marketing es satisfacer necesidades de manera rentable.
A medida que se acelera el ritmo del cambio, las compañías ya no pueden confiar en sus viejas prácticas comerciales para mantener la prosperidad.
Ya no basta con satisfacer a los clientes; ahora hay que dejarlos encantados.
Las comunicaciones integradas de marketing son una forma de examinar todo el proceso de marketing desde el punto de vista del receptor.
Los detallistas, mayoristas y organizaciones de logística necesitan sus propias estrategias de marketing.
No compre participación en el mercado. Averigüe cómo ganárselo.
El marketing no puede ser un equivalente a la venta porque comienza mucho antes que la compañía tenga un producto.
No vigile el ciclo de vida del producto, vigile el ciclo de vida del mercado.
Las empresas pobres se desentienden de sus competidores; las empresas del montón copian a sus competidores; las empresas ganadoras marcan el camino a sus competidores.
La clave para retener a clientes es la satisfacción de los clientes. Un cliente muy satisfecho se mantiene leal más tiempo, compra más, habla favorablemente acerca de la empresa y sus productos, presta menos atención a la competencia y es menos sensible al precio.
Su empresa nada tiene que hacer en mercados donde no pueda ser la mejor.
Una porción cada vez mayor del marketing moderno está pasando del mercado al ciberespacio.
Los deseos son moldeados por la sociedad en que se vive.
El futuro no está por venir. Ya llegó.
El pensamiento del marketing está sufriendo un cambio: de maximizar la utilidad que la empresa obtiene de cada transacción a maximizar la utilidad mutua que se obtiene de cada relación.
El marketing se está convirtiendo en una batalla basada más en la información que en el poder de las ventas.
Si el desempeño se queda corto ante las expectativas, el cliente queda insatisfecho. Si el desempeño coincide con las expectativas, el cliente queda satisfecho. Si el desempeño excede a las expectativas, el cliente queda muy satisfecho y encantado.
Todo negocio es un negocio de servicios: su empresa no es una empresa de productos químicos, es un negocio de servicios de productos químicos.
¿Quién debe diseñar en última instancia el producto? El cliente, por supuesto.
En la medida que la organización pueda desempeñar ciertas actividades mejor que sus competidores, podrá lograr una ventaja competitiva.
Un producto es aquello que se puede ofrecer a un mercado con la finalidad de captar la atención para conseguir que sea adquirido, usado o consumido, siempre intentando satisfacer un deseo o una necesidad.
La mejor manera de retener a los clientes es pensar todo el tiempo en cómo darles más por menos.