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La prisión es dura. No quiero pensar mucho en eso, ahora estoy libre. He soñado con este día, pues pasé la mayor parte del tiempo confinado a una celda solitaria.
Pete Doherty
En este momento, puede que reciba más de las canciones que de las drogas. Pero es más fácil conseguir drogas que componer una canción.
No tengo sentimiento, pulsión o noción alguna en relación con elementos temporales. Ni con el pasado ni con el futuro. Ya es suficientemente duro ser yo mismo en el presente. En cualquier caso, no tengo los medios para protegerme del futuro. No tengo tiempo para eso. Además, ¿para qué?
No veo por qué la gente dice que soy una mala influencia. Conocí a muchos chicos que están en la música. He pasado todo el tiempo que he podido con ellos. Escucho sus demos y los animo.
El último momento exultante que he vivido fue esta mañana, caminando a orillas del Sena. Quise gastarle una broma a un pescador. Le dije que no le iban a picar, pero no debió entenderme.
Las drogas son algo muy egoísta. Va contra todos los asuntos centrales de las cosas en que creo: el sueño arcádico de la liberación de los sentidos, de no oprimir a nadie ni ser oprimido.
Ninguna de las dos o tres personas a las que he amado de verdad consideraban que mi música fuera buena. Y eso mosquea.
Soy una persona tranquila, leal y tierna.
Tuvimos una visión. Albión es el nombre de un barco en el que viajábamos. Y Arcadia, el destino: el reino de los sentidos, un lugar idílico, donde olvidar las dudas.
Ya no. Una vez más, los periódicos cuentan lo que quieren o lo que la gente tiene ganas de leer. En cualquier caso, sigo estando vivo.
Nadie me pidió nunca el número de teléfono de un vendedor de drogas. Es música, música, música. Esa es mi influencia.
Me he vuelto a plantear todo lo que iba a hacer en mi álbum en solitario. Sin embargo, no puedo salir del país hasta que termine mi libertad condicional, lo que llevará cierto tiempo todavía.