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La mayor victoria está en vencerse a sí mismo.
Pedro Calderón de la Barca
¿Qué importa errar lo menos quien ha acertado lo más?
Quien vive sin pensar, no puede decir que vive.
La cortesía, tenerla con quien la tenga.
En su vida no has de darle consejo al que ha menester dinero.
Que no hace fineza quien dice que hace la fineza; pues sólo es saber hacerla.
Ya veo al cristal del Desengaño, que soy polvo, nada y viento.
Si disimula el engaño el amor que no hay en ti, ¿qué importa, haber daño en mí, si yo no conozco el daño? pues mejor me está vivir engañado, que morir celoso y desesperado.
Si la neutralidad sigo, a andar solo me condeno, porque el neutral nunca es bueno para amigo ni enemigo.
¿Es amor más que una ciega tiranía, a quien yo doy las armas con que me venza? ¿Yo he de introducir en mí otro yo, que con su fuerza mande en mí más que yo mismo? ¿Yo una doméstica guerra que haga el corazón campaña de sentidos y Potencias?
Es parentesco sin sangre una amistad verdadera.
No le des nunca consejos al que te pida dinero.
El delito mayor del hombre es haber nacido.
No hay razón donde hay fuerza.
Nunca crece a ser grande el que sin desdichas crece.
Con mi hacienda, pero con mi fama no.
¿Y teniendo yo más alma, tengo menos libertad?
En comunidades siempre el traidor es el vencido y el leal es el que vence.
Vencerse a sí mismo un hombre es tan grande hazaña, que sólo el que es grande puede atreverse a ejecutarla.
Que tanto gusto había en quejarse, un filósofo decía, que, a trueco de quejarse, habían las desdichas de buscarse.
Nada me parece justo en siendo contra mi gusto.
Porque el honor es de materia tan frágil que con una acción se quiebra, o se mancha con un aire.
El valor es hijo de la prudencia, no de la temeridad.
Aunque la nobleza vive de la parte del que da, el agradecerle está de parte del que recibe; y pues ya dar he sabido, ya tengo con nombre honroso el nombre de generoso; déjame el de agradecido, pues le puedo conseguir siendo agradecido cuanto liberal, pues honra tanto el dar como el recibir.
La fortuna no se vence con injusticia y venganza, porque antes se incita más.
Gustos y disgustos son no más que imaginación.
Más que un ejército hiriendo vence un héroe perdonando.
Una pena imaginada es más que acontecida.
Cosas hay que aunque se digan, no son para que se entiendan.
Con cada vez que te veo nueva admiración me das, y cuando te miro más aún más mirarte deseo.
Artífice cada uno de su suerte, la flor lozana en su pasión convierte.
Es imprudencia fiar secreto a quien luego me ha de pesar que lo sepa.
Hacer bienes tesoro que se guarda para cuando es menester.
Respóndate retórico el silencio; cuando tan torpe la razón se halla, mejor habla, señor, quien mejor calla.
La majestad y la grandeza no está en ser uno señor, sino en que por tal le tengan.