Imágenes
La aventura pende del cuello de su rival.
Paul Eluard
Sentirse enamorada le hace estar hermosa sin tener que esperar la primavera.
No quiero abandonar tus manos claras y complicadas, nacidas en el encerrado espejo de las mías. Todo lo demás es perfecto, todo lo demás es todavía más inútil que la vida.
Nadie pudo saltar los puentes que nos conducían al sueño y del sueño a nuestros sueños y de nuestros sueños a la eternidad.
He cerrado los ojos para no ver nada. He cerrado los ojos para llorar por no verte.
Los hombres están hechos para entenderse, para comprenderse para amarse.
Un hombre libre otro hombre libre y es el mismo animales exaltados ante el miedo con máscara de barro muertos prisioneros locos todos los ausentes. Pero tú por qué no estás aquí tú para despertarme.
Mientras dormía todo lo asombraba, jugaba ardorosamente, miraba, oía. Su última palabra: Si volviera a empezar, te encontraría sin buscarte.
Quiero besarte te beso. Quiero dejarte te enojas. Pero al límite de nuestras fuerzas te pones una armadura más peligrosa que un arma.
No hay grandeza para quien quiere engrandecerse.
Y por el poder de una palabra empiezo de nuevo mi vida. He nacido para conocerte, para nombrarte: Libertad.
Todos mis animales son obligatorios, tienen patas de mueble y manos de ventana.
Tú no eres exactamente la miseria, pues los más pobres labios te denuncian por una sonrisa.
Necesitamos pocas palabras para expresar lo esencial; necesitamos todas las palabras para hacerlo real.
Ella vive de pie sobre mis párpados, sus cabellos están entre los míos, tiene la forma exacta de mis manos y el color de mis ojos que la miran.
Quién me refleja sino tú misma me veo tan poco sin ti no veo más que una planicie desierta.
No es necesario todo para hacer un mundo, es necesaria la felicidad y nada más.
Está de pie frente a mis párpados, sus cabellos entre los míos. Tiene la forma de mis manos y tiene el color de mis ojos. Y fui por ella devorado como una isla por el mar.
Me tendí sobre las olas absurdas del verano absorbido por amor a la ceniza. La soledad me pareció más viva que la sangre.
Los que hablan al lado sin calor en los ojos, los que hablan sabiamente para envejecer cómodos...
Un sueño sin estrellas es un sueño olvidado.
Si te vas la puerta se abre hacia mí mismo, y por primera vez deseándonos sólo el uno al otro.
Su luz y el silencio hasta no reconocerse, hasta sobrevivir a la ausencia.
Hay otros mundos pero están en éste.
Sin preocupación, sin sospechas. Tus ojos se entregan a lo que ven: son vistos porque ellos miran.
Nuestros ojos intercambian su luz.
Eres el sol que me sube a la cabeza cuando estoy seguro de mí.
En mis cuadernos escolares, en mi pupitre y en los árboles, en la arena en la nieve... Yo escribo tu nombre.
Tus risas a la multitud de las mujeres y tus lágrimas a quien no las quiere.
En un nido encontré los huevos para mi hambre para no morir, pero más allá olvido mis sueños, más allá me odio a muerte.
El día es perezoso pero la noche es activa.
Todo era digno de ser amado. Los tesoros son paredes con sombra ciega y el amor está en el mundo para olvidar al mundo.
Con una sola caricia te hago brillar con todo tu esplendor.
Y cuando tú no estás, sueño que duermo sueño que sueño.
Soy el último en tu camino la última primavera y última nieve la última lucha para no morir.
Una mujer es más bella que el mundo en que vivo.
Días y noches para comprenderse, para contemplar en tus ojos todo lo que pienso de ti y de un mundo hecho a tu imagen. Y las noches y los días gobernados por tus párpados.