Imágenes
El orden es el placer de la razón pero el desorden es la delicia de la imaginación.
Paul Claudel
Alrededor del poema otros pequeños poemas a medio nacer de los que no salió más que un adjetivo o una mayúscula.
El incienso como este verso que escribo mitad ceniza y mitad humo.
La inteligencia no es nada sin placer.
Habla de Cristo sólo cuando te pregunten por él. ¡Pero vive de tal modo que te pregunten por él!
La nieve en toda la tierra para la nieve extiende un tapiz de nieve.
Quisiera ser como un camino, por el que todos pasan, y que luego olvidan.
No son mis espinas las que me defienden, dice la rosa, es mi perfume.
¡Viajero! Acércate y respira por fin este olor que cura de todo movimiento.
La señal de que no amamos a alguien es que no le damos todo lo mejor que hay en nosotros.
La juventud no está hecha para el placer, sino para el heroísmo.
Cómo hablaros del otoño cuando tengo todavía en el oído esa agria flauta de la primavera que me llena la boca de agua.
En un instante mi corazón fue tocado y creí.
Todo que pasa se levanta a la dignidad de la expresión; todo que sucede se levanta a la dignidad del significado. Toda es símbolo o parábola.
Es afortunado que los políticos tengan narices largas puesto que generalmente no pueden ver más allá de ellas.
Una rosa de un rojo tan intenso que mancha el alma como el vino.
El viejo poeta siente poco a poco que un verso se apodera de él como un estornudo.
Hazles comprender que no tienen en el mundo otro deber que la alegría.
No es el tiempo el que nos falta. Somos nosotros quienes le faltamos a él.
La rosa no es más que la forma por un instante en alto de lo que el corazón llama por lo bajo sus delicias.
La felicidad no es el fin, sino el medio de la vida.
No conocía un solo sacerdote. No tenía un solo amigo católico. Pero el gran libro que se me abrió y en el que hice mis estudios, fue la Iglesia. ¡Sea eternamente alabada esta Madre grande y majestuosa, en cuyo regazo lo he aprendido todo!
¡Ay! Es tan hermoso el mundo que hay que apostar aquí a alguien que de la mañana a la noche sea capaz de no moverse.
El hombre se forma interiormente con el ejercicio y se forja respecto a lo exterior mediante choques.
Tú me llamas La Rosa, dice la Rosa, mas si supieses mi verdadero nombre me deshojaría de inmediato.
He huído en todas direcciones, y en todas partes me he encontrado con la Ley, con algo que hay en mí más íntimo que yo mismo.