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Eres un vino dulce en mi boca, una canción en mi garganta, y la risa en mi corazón.
Patrick Rothfuss
Se puede dividir el infinito un número infinito de veces, y las partes resultantes seguirán siendo infinitamente grandes.
Mis mayores éxitos fueron producto de decisiones que tomé cuando dejé de pensar e hice sencillamente lo que me parecía correcto.
Hay cosas impagables: ni el amor, ni la tierra, ni una risa pueden ser compradas.
De vez en cuando me sienta bien tomarme unas vacaciones de mí misma. Tú me ayudas a eso. Eres mi puerto seguro en un mar infinito y tempestuoso.
Compartimos una manzana; nos la fuimos pasando y fuimos dando mordiscos por turnos, lo cual, si nunca has besado a nadie, es casi como besarse.
Tienes una piedra en el corazón, y hay días en que pesa tanto que no se puede hacer nada.
Ella se enroscó ajustándose a la parte delantera de mi cuerpo con asombrosa facilidad, como si estuviera hecha para encajar en mí.
Los tresamigos habían crecido juntos, escuchando las historias que contaba Cob e ignorando sus consejos.
Las preguntas que no podemos contestar son las que más nos enseñan. Nos enseñan a pensar. Si le das a alguien una respuesta, lo único que obtiene es cierta información.
La música es una amante orgullosa y temperamental. Si le dedicas el tiempo y la atención que se merece, es toda tuya. Pero si la desairas, llegará un día en que la llamarás y ella no contestará.
Mira que ser tan bonito y estar tan perdido... Estar tan repleto de respuestas, con todo ese conocimiento atrapado dentro. Ser tan precioso y estar dañado.
Cuando el mundo entero se convertía en un palimpsesto, él se convertía en un palíndromo perfecto.
Descubrí que solo enseñaba una asignatura: Matemáticas Improbables. Sin embargo, eso no me ayudó a localizarlo, pues según el registro, la hora de la clase era "ahora" y el lugar, "en todas partes".
La vida es demasiado corta para que os preocupéis por cosas sin importancia.
Generalmente, el miedo proviene de la ignorancia.
Aún notaba el temblor de su corazón, como un pájaro enjaulado batiendo las alas contra mi pecho.
Me tumbaba boca arriba y contemplaba la oscuridad; me dolía el pecho y me costaba respirar, y en el fondo sabía que nunca, jamás, nada volvería a ser como antes.
Las palabras pueden hacer prender el fuego en la mente de los hombres. Las palabras pueden arrancarles lágrimas a los corazones más duros.
Me miras con esos ojos verdes como si yo significara algo. No me importa que tengas cosas mejores que hacer. Me conformo con tenerte a veces. De vez en cuando. Sé que puedo considerarme afortunada por eso, por tenerte aunque solo sea un poco.
Como solía decir mi padre: Al pan, pan y al vino, vino. Pero a una prostituta llámala siempre señora. La vida de las prostitutas es muy dura, y no cuesta nada ser respetuoso con ellas.
La dignidad de un caballero no está en su ropa.
Quizá todo esto os parezca macabro, pero la vida es así. Los saqueadores acaban siendo saqueados, y el tiempo nos hace mercenarios a todos.
O mejor dicho, eran peligrosas como el cristal roto. El cristal roto no se aparta de su camino para hacerte daño; hasta puedes tocarlo si vas con cuidado.
Viajé, amé, perdí, confié y me traicionaron.
Con unos ojos brillantes y claros que parecía que quisieran absorber el mundo entero.
Sí, es como la vida misma -replicó ella-. Nos gustan las cosas dulces, pero necesitamos las amargas.
Existen dos tipos de poder: el inherente y el otorgado -dijo revelándome el tema de conversación del día-. El poder inherente lo posees como parte de ti mismo. El poder otorgado te lo prestan o te lo dan otras personas.
Quizá la mayor facultad que posee nuestra mente sea la capacidad de sobrellevar el dolor.
Me sudaban las manos y notaba un cosquilleo en el estómago. Las pruebas eran muy eficaces. Las pruebas eran importantes. Las pruebas eran como un ensayo. Pero lo único que de verdad importa es lo que ocurre cuando el público te está mirando. Esa es una verdad que saben todos los artistas de troupe.
Una vez que supe cuál era el problema, este pasó a ser solo un problema y no algo que temer.
El clavo más alto es el que primero recibe el martillazo.
Oí un pequeño sollozo proveniente de las sombras que me heló el corazón y le arrancó un trozo.
No basta con querer algo para que sea verdad.
Era un sonido paciente e impasible como el de las flores cortadas; el silencio de un hombre que espera la muerte.
Yo quería respuestas, y pese a lo que creía, Elodin había estado intentando dármelas. Lo que yo había interpretado como un secretismo malicioso por su parte era, en realidad, una incitación persistente a la búsqueda de la verdad.
Conocer los defectos y amarlos también. Eso es inusual, puro y perfecto.
Creía que la Universidad sería diferente del resto del mundo, pero veo que pasa como en todas partes: la gente trata de satisfacer a unos capullos groseros y pedantes como Ambrose, mientras que a las buenas personas como Simmon no les hacen caso por simplonas.
Una persona inteligente e irreflexiva es una de las cosas más aterradoras que existen.
Era brillante, y debajo tenía un brillo aún mejor, como el oro bañado en cobre.