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Era coherente, porqué él quería ser amado, quería ansiosamente ser querido, pero también había algo en él que deseaba perderse en la masa, ser anónimo, y el fascismo era el tipo de doctrina que podía ofrecer esa clase de oportunidad. De modo que Zelig podía muy bien conseguir el anonimato perteneciendo a ese enorme movimiento.
Patrick Horgan
De niño, Zelig fue tiranizado por los antisemitas. Sus padres, que nunca se ponían de acuerdo y le echaban la culpa de todo, se pusieron del lado de los antisemitas.
El segundo matrimonio del viejo Zelig estuvo marcado por constantes y violentas peleas, hasta el punto de que, aunque la familia viviera encima de una bolera, era la bolera la que se quejaba del ruido.