Imágenes
Jamás provoques lágrimas en un rostro que te ha regalado sus mejores sonrisas.
Papa Francisco
Lo peor que le puede pasar a un religioso es una doble vida, sea rabino, cura o pastor. En una persona común, puede suceder que tenga su hogar acá y su nidito allá y que no parezca tan condenable, pero en un hombre religioso es absolutamente condenable.
La Patria florece cuando vemos en el trono a la noble igualdad, como bien dice nuestro himno nacional. La injusticia en cambio lo ensombrece todo. Qué triste es cuando uno ve que podría alcanzar perfectamente para todos y resulta que no.
Los pobres, los pobres, pensé, e inmediatamente me acordé de Francisco de Asís.
Guardemos a Cristo en nuestra vida, para guardar a los demás, salvaguardar la creación.
Solo el que sirve con amor sabe custodiar.
Una persona que quiera ser papa no se quiere mucho.
No es necesario creer en Dios para ser una buena persona. En cierta forma, la idea tradicional de Dios no está actualizada. Uno puede ser espiritual pero no religioso. No es necesario ir a la iglesia y dar dinero. Para muchos, la naturaleza puede ser una iglesia. Algunas de las mejores personas en la historia no creían en Dios, mientras que muchos de los peores actos se hicieron en su nombre.
No soportamos vernos débiles. El diálogo y la búsqueda de las verdades que nos llevan a construir un proyecto común implican escucha, renuncias, reconocimiento de los errores, aceptación de los fracasos y equivocaciones... implican aceptar la debilidad.
La vanidad el alardeo, son una actitud de espiritualidad mundana, que es el peor pecado de la Iglesia.
Que Dios os perdone por lo que habéis hecho.
Los derechos humanos se violan no solo por el terrorismo, la represión, los asesinatos, sino también por la existencia de condiciones de extrema pobreza y de condiciones económicas injustas que originan las grandes desigualdades.
El Señor no se cansa de perdonar. Somos nosotros los que nos cansamos de pedir perdón.
Poco a poco nos acostumbramos a oír y a ver, a través de los medios de comunicación, la crónica negra de la sociedad contemporánea, presentada casi con un perverso regocijo, y también nos acostumbramos y convivimos con la violencia que mata, que destruye familias, aviva guerras y conflictos.
Los cardenales no son los agentes de una ONG, sino los siervos del Señor, bajo la inspiración del Espíritu Santo, que es Aquél que hace la verdadera diferencia entre los carismas, y que al mismo tiempo en la Iglesia les conduce a la unidad.
Quienes en realidad poseen la libertad son los que integran la minoría que detenta el poder económico y financiero.
Nos acostumbramos a la tracción a sangre de los chicos y las mujeres en las noches del centro cargando lo que otros tiran.
Los momentos más lindos como cura son los que pasé con la gente. Eso me queda siempre en el corazón, el haber caminado junto a un pueblo que busca a Jesús.
Quisiera pedir a todos los que ocupan puestos de responsabilidad en el ámbito económico, político o social, a todos los hombres y mujeres de buena voluntad: seamos custodios de la creación.
Pensé en las guerras y en que Francisco es el hombre de la paz, además de los pobres, y así me vino el nombre.
Nosotros podemos caminar todo lo que queramos, podemos edificar muchas cosas, pero si no proclamamos a Jesucristo, la cosa no va. Nos convertiremos en una ONG piadosa, pero no en la Iglesia, la esposa del Señor.
A cualquier persona que tenga demasiado apego por las cosas materiales o por el espejo, a quien le gusta el dinero, los banquetes exuberantes, las mansiones suntuosas, los trajes refinados, los autos de lujo, le aconsejaría que se fije qué está pasando en su corazón y rece para que Dios lo libere de estas ataduras.
Cómo me gustaría una Iglesia pobre para los pobres.
La crisis económico-social y el consiguiente aumento de la pobreza tiene sus causas en políticas inspiradas en formas de neoliberalismo que consideran las ganancias y las leyes de mercado como parámetros absolutos en detrimento de la dignidad de las personas y de los pueblos.
Entre una Iglesia accidentada que sale a la calle y una Iglesia enferma de autorreferencialidad, no tengo ninguna duda: prefiero la primera.
Cristo es el centro, no el sucesor de Pedro.
El aborto nunca es una solución. Debemos escuchar, acompañar y comprender desde nuestro lugar a fin de salvar las dos vidas: respetar al ser humano más pequeño e indefenso, adoptar medidas que pueden preservar su vida, permitir su nacimiento y luego ser creativos en la búsqueda de caminos que lo lleven a su pleno desarrollo.
De nada te sirve ir a la iglesia y servir a Dios, si llegando a tu casa juzgas, críticas y hablas de los demás, No seas hipócrita.
Tratamos de llegar a las personas que se encuentran lejos mediante los medios digitales, la red y los mensajes cortos.
Los cristianos deben responder al mal con el bien.
En la voracidad insaciable de poder, consumismo y falsa eterna juventud, los extremos débiles son descartados como material desechable de una sociedad que se torna hipócrita, entretenida en saciar su vivir como se quiere (como si eso fuera posible), con el único criterio de los caprichos adolescentes no resueltos.
El ejercicio de buscar poder acumulativo como adrenalina es sensación de plenitud artificial hoy y autodestrucción mañana.