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Le dijo la sartén al cazo: Apártate, que me tiznas.
Pablo Castellano Cardalliaguet
Los derechos socioeconómicos son inherentes a la dignidad humana, o si no, son pura retórica. El primer derecho humano no es el derecho a la vida en abstracto, sino el derecho a comer caliente cada mañana.
Yo soy socialista, socialista democrático. Como socialista, no conozco ningún país donde haya triunfado el socialismo democrático; y yo sigo en este empeño. Y el socialismo democrático tiene más racionalidad y más sentido de humanidad y sentido de la justicia que el capitalismo que vosotros predicáis.
Hay diputados que son auténticos albañiles del escaño, otros se pasan cinco legislaturas sin abrir el pico: no son padres de la patria, son hijos de Dios por lo menos.
Al Parlamento le hace falta una buena dosis de asambleísmo.
En esta campaña electoral no se habla de problemas reales: no oigo hablar del socialismo, los trabajadores. La campaña va a ir por: Tú más que yo, yo más que tú y ya verás, El del bigote, Yo soy mejor líder que el otro porque lo dice mi madre.
El amo y el muro, cuanto más lejos, más seguro.
Carlos Andrés Pérez era tan socialista, tan socialista, que lo socializaba todo para él solo.
El que se mueve no sale en la foto, el que escribe se proscribe y el que habla se queda de cuartel.
Me sigo reclamando del partido de Pablo Iglesias, no del partido de la corrupción y el crimen de Estado del Sr. González, ni del partido del blablablá del Sr. Zapatero.
A lo mejor, detrás de los nacionalismos hay una actitud un poco paleta. Yo quiero ser internacionalista, quizá porque tengo también un buen cuarterón de sangre judía, y el tener un buen cuarterón de sangre judía pues te hace ser más internacionalista.
Estamos instalados en el pensamiento único, y vamos a la voz única pasando por la caja única.
El socialismo es un compromiso con la igualdad, con la libertad y con la justicia; y todo ello a través de algo muy importante: la democracia.
Aclaremos de una vez que lo que se ha dado en llamar socialismo real no es el socialismo. El culto a la personalidad, la dictadura del partido único, la nomenklatura, la falta de respeto a los derechos humanos y la persecución del disidente no tienen absolutamente nada que ver con el pensamiento de Carlos Marx.
Los políticos se han convertido en una casta para sí misma, unos profesionales de la nómina.
Una política independiente y socialista no es posible cuando se debe a la banca, en un sistema de bancocracia en que todo lo absorbe, todo lo domina, todo lo impone. No hay independencia política cuando se depende respecto al que tiene el dogal al cuello: como se te ocurra llevar tu ideario con un mínimo de rigor, acaban contigo en una mañana.
A mí no me gusta hacer referencias a mi penosa biografía, pero yo fui condenado en sentencia firme por atentado al honor de toda la magistratura (de toda, incluida tú) por decir que en la Justicia española hay corrupción.
Quien controla la Gestora, controla la lavadora.
El español es conformista, y lo mismo se adapta a Leovigildo que a Franco o Felipe.
Administrador que administra y enfermo que enjuaga, algo traga.
Yo cada vez que oigo hablar de la libreta azul de Aznar, del Libro Blanco, del Libro Rojo... es que enfermo: los libritos de colores me huelen todos a catecismo.
Lo que aprendí de pequeñito y nunca se me olvidará: Se puede morir por una idea, pero no matar por ella.
Soy partidario del amor libre: la no institucionalización de los afectos, sea con puntillitas de juez o con estola.
Nadie puede estar en las filas de la izquierda si está a favor del maltrato a los animales. Vamos, a Pablo Iglesias le hablaban de los toros y blasfemaba.
Tú no sabes lo fabulosamente poderosa que puede ser la conjunción de la divinidad (fuera la que fuese), la bayoneta y el oro para tener a los pueblos entontecidos.
Al patrón y al pichón, con perdigón.
PP y PSOE están haciendo de este país un botín que se reparten haciendo la misma política al servicio de los mismos intereses.
La derecha acusa a la izquierda de ideologizarlo todo. La derecha tiene la costumbre de hacer negocio con todo.
El ciudadano ha de ser ciudadano rebelde y crítico, no puede ser un ciudadano sumiso ni servil.
Maragall no tiene nada que ver con el socialismo, y tampoco el PSC, que es un partido meramente nacionalista, que utiliza lo de socialista para agradar a los charnegos y buscar sus votos.
Por una errata no puede tirarse la máquina de escribir por la ventana.
El liberalismo consiste en privatizar las ganancias y socializar las pérdidas.
Todos somos iguales, dijo un banquero a otro.
Socializar la política es hoy el más atrayente proyecto frente a la privatización que los profesionales del puesto público de los muy diferentes y coincidentes aparatos quieren ir consagrando y llamándolo sarcásticamente una democracia representativa.
Como socialista, Tony Blair no pasa el Bachillerato.
Es peligroso pensar que necesitas lo que es pura verborrea, líderes salvadores, instituciones, mito, símbolo, carisma. Tenemos que ser más iconoclastas, la gente necesita una buena dosis de acracia.
Tenemos unos partidos clónicos y electorados prácticamente intercambiables, con pocos matices. Se están poniendo de acuerdo en todo: culto al líder, todos arropando a la Constitución, todos al centro; haciendo gracias respecto al otro pero hablando muy poco de política.
La lucha por el poder, que algunos ven como el objeto de la política, otros pensábamos que era la lucha por el hacer, y por eso así nos ha ido.