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Entre el pudor y la hermosura hay un gran conflicto.
Ovidio
Si te paras a contar los días de sol y los nublados en el año, verás que los días serenos han sido los más.
El éxito justifica la acción.
Bien vive quien bien oculta.
Las lágrimas pesan a veces tanto como las palabras.
Así el Amor es más intratable y más tirano para los corazones rebeldes que con aquellos que reconocen su imperio.
El amor ausente se desvanece y uno nuevo toma su lugar.
Para elegir un marido, la mujer virtuosa consulta su corazón, no sus ojos.
Mientras fueres feliz, contarás con numerosos amigos; si el tiempo se nublara, te hallarás solo.
El alma descansa cuando echa sus lágrimas; y el dolor se satisface con su llanto.
Serás triste si te encuentras solo...
El que persigue ayudado por las alas del Amor es más veloz y no necesita descanso.
La envidia hace parecer más abundantes las mieses de los campos ajenos, y más rico en leche el rebaño vecino.
Vive quien acierta a vivir en la oscuridad.
Hay tantas penas en el amor como conchas en la playa.
A los hombres no les mueve el mérito de la buena acción, si no lleva tras de sí el premio.
La mujer siempre está comprando algo.
La abundancia me ha empobrecido.
Aprender es lo correcto, aunque sea del enemigo.
Es un alivio llorar; las penas se desahogan y son arrastradas por las lágrimas.
En el amor no basta con atacar, hay que tomar la plaza.
Hay un camino en lo alto, visible en los cielos transparentes, llamando la Vía Láctea, que resplandece con brillo propio. Los dioses van por ella a la morada del gran Tonante y su residencia real... Allí los famosos y poderosos habitantes del cielo han sentado sus reales. Esta es la región que podría atraverme a llamar la palatina del Gran Cielo.
La gota horada la piedra y el uso consume el anillo.
Feliz es el hombre que ha roto las cadenas que lastiman la mente, y ha dejado de preocuparse de una vez por todas.
El que ha naufragado tiembla incluso ante las olas tranquilas.
Agudas saetas han atravesado mi corazón; que el cruel Amor opera ahora en país conquistado. ¿Me rendiré, o bien, con mi resistencia, aumentaré aún esta súbita llama?
Para no perder, el jugador no cesa nunca de perder.
Ofrecer amistad al que pide amor es como dar pan al que muere de sed.
El camino más seguro es el del medio.
No dejéis siempre cerradas vuestras puertas.
La esperanza hace que agite el naufrago sus brazos en medio de las aguas, aún cuando no vea tierra por ningún lado.