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Todos mis intentos de separar uno del otro los dos elementos, radio, y mesotorio, fallaron. Resultaba tan imposible como separar el radiotorio del torio. El parecido químico entre las sustancias era evidentemente mayor que el que hay, por ejemplo, entre las tierras raras; nadie aún había pensado, sin embargo, en la posible existencia de los isótopos.
Otto Hahn
Hoy la guerra no es la continuación de la política por otros medios. En una guerra de bombardeo no hay vencedores ni vencidos.
Como resultado de trabajar con sustancias tan tóxicas nuestras mentes se nublaron tanto que perdimos todo escrúpulo.
Nuestros enemigos habían copiado nuestros métodos y, como se perfeccionaron rápidamente en este tipo de guerra, nos convertimos paulatinamente en receptores del ataque y fuimos dejando de ser los agresores.
Yo sabía que la Convención de la Haya prohibió el uso de veneno en la guerra. No sabía los detalles de los términos de la Convención, pero sabía de estaba prohibición.
Durante la Primera Guerra Mundial mi coronel me presentó a un oficial superior con las palabras: En la vida civil el teniente Hahn es profesor y descubrió el mesotorio. El oficial contestó: Entiendo que el teniente Hahn es químico: ¿pero qué tiene que hacer con animales antediluvianos?
Os suplico que os intereséis por esos sagrados edificios significativamente llamados laboratorios. Solicitad que sean multiplicados y completados. Son los templos del futuro, de las riquezas y del bienestar.
Otro factor que se debe considerar es que nosotros, como observadores del frente, pocas veces vimos los efectos directos de nuestras armas. En general, todo lo que sabíamos era que el enemigo había abandonado las posiciones que se habían bombardeado con granadas de gas.
El ambiente en el instituto de Rutherford era de lo más estimulante. Rutherford todavía no se había vuelto mundialmente famoso como para atraer muchos alumnos.