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Sólo hay dos clases de personas realmente fascinantes: las que lo saben absolutamente todo y las que no saben absolutamente nada.
Oscar Wilde
La seriedad es el último refugio de los superficiales.
Perdona siempre a tu enemigo. No hay nada que lo enfurezca más.
El único vínculo entre literatura y drama que nos queda en Inglaterra es la factura del teatro.
La humanidad se toma demasiado en serio. Es el pecado original del mundo. Si los cavernícolas hubieran sabido reír, la historia habría sido distinta.
Pronto irás por ahí como el converso y el predicador: reprendiendo a la gente por los pecados de los que tú ya te has cansado.
En ocasiones como ésta, es más que un deber moral el hablar con franqueza. Es un placer.
Amarse a uno mismo es el principio de una historia de amor eterna.
El arte es la única cosa seria en este mundo. Y el artista es la única persona que jamás está seria.
La buena gente hace un daño enorme. Y por supuesto, el peor daño es conceder tanta importancia a la maldad. Es absurdo dividir a la gente en buena y mala. La gente es encantadora o aburrida.
Una verdad deja de ser cierta cuando más de una persona cree en ella.
Lo que nos parecen pruebas amargas, son a menudo bendiciones disfrazadas.
La única forma de vencer una tentación es dejarse arrastrar por ella.
Repara en quienes triunfan en cualquier profesión docta. Son absolutamente imposibles. Con la excepción, por supuesto, de la Iglesia. Pero sucede que en la Iglesia no se piensa. Un obispo sigue diciendo a los ochenta años lo que a los dieciocho le contaron que tenía que decir, y la consecuencia lógica es que siempre tiene un aspecto delicioso.
La conciencia y la cobardía son en realidad la misma cosa. La conciencia es la marca de fábrica de la firma.
En la antigüedad los libros eran escritos por hombres de letras y leídos por el público. Hoy en día los libros son escritos por el público y leídos por nadie.
It is sweet to dance to violins.
La conversación debe tocar todo, pero no debe concentrarse en nada.
Mejor ser un cohete caído que no haber resplandecido nunca.
Hoy en día todos los grandes hombres tienen discípulos, y siempre hay un judas que se encarga de escribir la biografía.
Nunca se debe hacer nada de lo que no se pueda hablar después de cenar.
Las desgracias que podemos soportar vienen del exterior; son accidentes. Pero sufrir por nuestras propias faltas... Es ahí donde reside el tormento de la vida.
Las lágrimas son el refugio de las mujeres feas, pero la ruina de las bonitas.
Los nombres lo son todo. Nunca me quejo de las acciones, sólo de las palabras. Ése es el motivo de que aborrezca el realismo vulgar en literatura. A la persona capaz de llamar pala a una pala se la debería forzar a usarla. Es la única cosa para la que sirve.
Los hombres se casan porque están cansados, las mujeres por curiosidad: ambos sufren una decepción.
Si los pobres tuvieran por lo menos un buen perfil, sería sencillo resolver el problema de la pobreza.
No necesito dinero. Sólo la gente que paga sus facturas lo necesita, y yo jamás pago las mías.
A mí me gustan los hombres que tienen un futuro y las mujeres que tienen un pasado.
En cuanto a los pobres virtuosos, uno puede compadecerlos, por supuesto, pero es imposible admirarlos.
Toda cosa se convierte en un placer cuando se hace a menudo. Éste es uno de los secretos más importantes de la existencia.
... y en cuanto a creer en las cosas, las creo todas con tal que sean increíbles.
El alma nace vieja, pero se vuelve joven: ésta es la comedia de la vida. El cuerpo nace joven y se vuelve viejo: ésa es la tragedia de la vida.
Un hombre que no piensa en sí mismo no piensa en nada.
La mentira, es decir, el relato de las bellas cosas falsas, constituye el fin mismo del arte.
La moda es la que hace posible que, por un momento, lo fantástico se convierta en cotidiano.
Sólo podemos dar una opinión imparcial sobre las cosas que no nos interesan, sin duda por eso mismo las opiniones imparciales carecen de valor.
El matrimonio es un 97 por 100 de conversación.
Cualquier preocupación sobre qué está bien y qué está mal demuestra un estancamiento en el desarrollo intelectual.
Se puede reconocer siempre a las mujeres que tienen confianza en sus maridos: ¡parecen tan profundamente desdichadas!
¿Quieres amar? Recita las letanías del amor y las palabras crearán el deseo ardiente de donde se imagina el mundo que brotan.