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Las mujeres se han vuelto tan instruídas que nada las sorprende, excepto los matrimonios felices.
Oscar Wilde
Los artistas, como los dioses griegos, se revelan solamente el uno al otro.
Nunca son indiscretas las preguntas. Sonlo a veces las respuestas.
El hombre nunca es sincero cuando interpreta su propio personaje. Dale una máscara y te dirá la verdad.
Si queremos comprender a una nación por su arte, estudiemos su arquitectura y su música.
La verdad es que lamentamos la pérdida incluso de nuestras peores costumbres. Quizá sean las que más lamentamos. Son una parte demasiado esencial de nuestra personalidad.
La manera de conducirse con una mujer consiste en hacerle el amor si es bonita, y en hacérselo a otra si no lo es.
En asuntos de vital importancia, lo vital es el estilo, no la sinceridad.
Lo único que hace emocionante el matrimonio es la infidelidad.
Todos estamos en la cloaca, pero algunos estamos mirando a las estrellas.
Hubiera dado el mundo por haber tenido valor para decir la verdad, para vivir la verdad.
Pero en Inglaterra no hay público más que para periódicos, libros de texto y enciclopedias. No hay en todo el mundo personas con menos sentido de la belleza literaria que los ingleses.
Siempre se retrasaba por principio, ya que, en su opinión, la puntualidad es el ladrón del tiempo.
Si la mujer no puede hacer deliciosos sus errores, es una criatura infeliz.
La belleza, la belleza auténtica, termina donde empieza el aire intelectual.
Últimamente se han escrito varias obras de teatro sobre la monstruosa injusticia que supone el actual código de moral social. Por supuesto que es una vergüenza insultante que haya una ley para el hombre y otra para la mujer. Yo creo que no debería haber ley alguna para ninguno de los dos.
A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto y, de pronto, toda nuestra vida se concentra en un solo instante.
Los ingleses tienen el milagroso poder de convertir el vino en agua.
Los hombres conocen la vida demasiado pronto; las mujeres, demasiado tarde.
Hay algo terriblemente trágico acerca del gran número de jóvenes en Inglaterra que actualmente empiezan una vida con perfiles perfectos y terminan adoptando una profesión útil.
El dinero no da la felicidad, pero procura una sensación tan parecida, que se necesita un especialista muy avanzado para verificar la diferencia.
Admiro a los hombres que han pasado de los setenta; siempre ofrecen a las mujeres un amor para toda la vida.
Elijo a mis amigos por su apostura, a mis conocidos por su buena reputación y a mis enemigos por su inteligencia.
Nunca des explicaciones. Tus amigos no las necesitan. Tus enemigos no las creen.
El genio dura más que la belleza. Eso explica que nos tomemos tantas molestias en educarnos sobradamente.
La puntualidad es una pérdida de tiempo.
Siempre es bueno dar consejos, pero darlos buenos es fatal.
Experiencia es el nombre que damos a nuestras equivocaciones.
Ciertamente, Whistler es uno de los grandes maestros de la pintura, en mi opinión. Y he de añadir que el mismo Mr. Whisler está completamente de acuerdo con esta opinión.
El deber es lo que esperamos que hagan los demás, no lo que hacemos nosotros mismos.
-Usted habla mucho de libros -dijo-; ¿por qué no escribe uno? -Me gusta demasiado leerlos para molestarme en escribirlos, señor Erskine.
La única diferencia que existe entre un capricho y una pasión eterna es que el capricho es más duradero.
Cada instante que pasa nos arrebata un pedazo de rostro.
Los padres no deben ser vistos ni oídos: esta es la única base acertada para la vida familiar.
La mayoría de las mujeres son tan artificiales que no tienen sentido del Arte. La mayoría de los hombres son tan naturales que no tienen sentido de la Belleza.
Hoy día es sumamente peligroso para un marido tener atenciones para su esposa en público: esto hace siempre pensar a la gente que le pega cuando están solos.
Vivimos en una época en la que ciertas cosas innecesarias son nuestras únicas necesidades.
Escojo a mis amigos por su buena apariencia, a mis conocidos por su carácter y a mis enemigos por su razón.
Si usted quiere saber lo que una mujer dice realmente, mírela, no la escuche.
Todas las mujeres llegan a ser como sus madres; ésa es su tragedia.