Imágenes
El verdever el todo ver quizás en libre aleo el ser el puro ser sin hojas ya sin costas ni ondas locas ni recontras sólo su ámbito solo recién quizás recién entonces.
Oliverio Girondo
¿Y no basta con abrir los ojos y mirar para convencernos de que la realidad es, en realidad, el más auténtico de los milagros?
Allí están las ventanas que te dan un pretexto para abrir bien los brazos. Asómate al marítimo bullicio de las calles. ¿No oyes una sirena que llama desde el puerto?
Hasta que el día menos pensado, la mujer que nos electriza intensifica tanto sus descargas sexuales, que termina por electrocutarnos en un espasmo, lleno de interrupciones y de cortocircuitos.
Más que tierra eres cielo, campo nuestro.
Yo no pretendo sufrir la humillación de los gorriones. Yo no aspiro a que me babeen la tumba de lugares comunes, ya que lo único realmente interesante es el mecanismo de sentir y de pensar. ¡Prueba de existencia!
Hasta las ideas más optimistas toman un coche fúnebre para pasearse por mi cerebro.
Este campo fue mar de sal y espuma. Hoy oleaje de ovejas, voz de avena.
Lo cotidiano podrá ser una manifestación modesta de lo absurdo, pero aunque Dios -reencarnado en algún sacamuelas- nos obligara a localizar todas nuestras esperanzas en los escarbadientes, la vida no dejaría de ser, por eso, una verdadera maravilla.
Nada de nada; es todo. Así te quiero, nada. ¡Del todo!... Para nada.
Yo no comprendo nada. No tan sólo tus manos son un puro milagro. Un traspiés, un olvido, y acaso fueras mosca, lechuga, cocodrilo. Y después... Esa estrella. No preguntes. ¡Misterio! El silencio.
Llorar a lágrima viva, llorar a chorros... Llorarlo todo, pero llorarlo bien. Llorar de amor, de hastío, de alegría...
Al llegar a una esquina, mi sombra se separa de mí, y de pronto, se arroja entre las ruedas de un tranvía.