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Ningún amor es más verdadero que aquel que muere sin haber sido revelado.
Oliver Wendell Holmes
El mayor acto de fe es cuando un hombre decide que él no es Dios.
Jamás disputéis con un hombre que sostiene una paradoja. Si no cree en ella, no hace más que divertirse con vosotros; y si cree sinceramente en ella, la misma distorsión de su entendimiento le harta incapaz de reconocer ya su sofisma, ya vuestros argumentos.
La memoria es como una red: uno la encuentra llena de peces al sacarla del arroyo, pero a través de ella pasaron cientos de kilómetros de agua sin dejar rastros.
La vida de la ley no ha sido lógica, sino que ha sido la experiencia.
Las únicas cosas verdaderamente esenciales en toda fiesta son el buen humor y la comida.
No importa donde estemos, sino hacia donde avanzamos. Para arribar a puerto seguro a veces navegamos con el viento a favor y a veces en contra, pero la cuestión es navegar, no derivar sin rumbo ni permanecer anclados.
El hombre tiene voluntad, ¡pero la mujer tiene su método propio!
Lo peor de las mansiones modernas es que no tienen lugar para los fantasmas.
¡Qué ingeniosa es la Naturaleza! Cuando inventó, creó y patentó a los autores, con las briznas que quedaron se dio maña para formar los críticos.
Aquello que sale del corazón, lleva el matiz y el calor de su lugar de origen.
Un hombre pueda cumplir con el objeto de su existencia pidiendo una pregunta que no puedo responder, e intentando una tarea que no puede alcanzar.
Toda lengua es un templo en el que está encerrada el alma del que habla.
El Derecho es vida, y la vida cambia.
El joven conoce las reglas, pero el viejo las excepciones.
No ser coherente, pero si verdadero.
Dos cosas hay entre todas, a mi parecer, que deberían ser el tema de las conversaciones de los pueblos que gozan de la libertad: la religión y el gobierno.
La felicidad consiste en la actividad. Es de vapor en funcionamiento, no una piscina estancada.
Una débil fragancia de genio en una persona esencialmente ordinaria, es detestable.
Tenga cuidado con la forma en que quita la esperanza a otro ser humano.
Es de ordinario mucho más agradable y más esperanzador el ser uno joven de setenta años, que no un viejo de cuarenta.
La juventud se desvanece, el amor merma, las hojas de la amistad se secan; la esperanza secreta de una madre sobrevive a todo.
Para alcanzar fama en la posteridad, antes me arriesgaría a aventurarla en una poesía lírica que en diez volúmenes.
La lectura es para mí algo así como la barandilla en los balcones.
El lugar que amamos, ése es nuestro hogar; un hogar que nuestros pies pueden abandonar, pero no nuestros corazones.
La fe implica siempre incredulidad en un hecho de menor importancia en favor de uno más grande.
La interferencia del Estado es mala, cuando no puede ser demostrado que es buena.
Una ley dictada para que habitual y abiertamente sea conculcada, es un gran agente desmoralizador de la sociedad.
La vida es una enfermedad fatal y extraordinariamente contagiosa.
A veces navegamos con el viento, a veces en contra, pero debemos navegar, no estar a la deriva, ni echar el ancla.
Es el terreno de la ciencia hablar y privilegio de la sabiduría escuchar.
Una disculpa es sólo egoísmo del lado equivocado.
Nuestro amor es el hogar, y el hogar pueden abandonarlo nuestros pies pero nunca nuestros corazones.
La vida es acción y pasión, por lo tanto, se requiere de un hombre que comparta la pasión y la acción.
Si tratas con un necio ordénale, pero nunca discutas con él; haciéndolo así perderías el tiempo y tal vez tus nervios.
Los hombres no dejar de jugar porque envejecen, sino que envejecen, porque dejar de jugar.
La vida es un fin en sí misma, y la respuesta a la pregunta de si vale la pena vivir es ¿ha tenido suficiente de ella?
Es la fe y el entusiasmo por algo que hace que la vida valga la pena vivirla.
Estirada por una nueva idea, la mente del hombre jamás recobra su tamaño original.
El Derecho se ha de poner siempre en el lugar del criminal, sino no es derecho.